El índice de precios al consumidor (IPC), principal indicador de la inflación en China, aumentó un 2% interanual durante un 2022 que estuvo marcado por el lastre que supuso la política nacional del ‘cero covid’ para la actividad económica.
Este dato confirma que los precios al consumidor se mantuvieron por debajo del techo del 3% que Pekín se había marcado como objetivo oficial para el recién terminado año.
Zichun Huang, analista de la consultora Capital Economics, apuntó hoy que los precios al consumidor están empezando a experimentar una “presión alcista” ante la reapertura del país y la reactivación económica tras el desmantelamiento del ‘cero covid’, pero descartó que el repunte sea tan notable como el vivido en otras grandes economías.
Las razones por las que la experta no espera que el IPC chino se desboque pasan por la propia composición del indicador en el país u otros factores como “un exceso de ahorros más modesto, el amplio suministro de bienes nacionales, la flexibilidad de la mano de obra migrante y las fechas de la reapertura”.
La inflación subyacente -medidor que elimina productos de precios más volátiles como alimentos o energía- se movió durante todo el año en niveles bajos, llegando a marcar tras el verano sus cotas más bajas en 18 meses debido al impacto sobre la demanda nacional y el mercado laboral del ‘cero covid’, que también se sintió con fuerza en otros indicadores oficiales como las ventas minoristas.