Sin minería no existiera ninguno de los avances que han permitido a la humanidad mejorar su calidad de vida y productividad.
Quien se opone a esta actividad desconoce que el vehículo en el que se transporta, la casa donde vive y da protección a su familia; al celular que hoy utiliza para prácticamente todo en sus días, que el baño que lo saca de apuros y que la computadora que le sirve como instrumento de trabajo, así como como la internet y todo lo que tiene que ver con telecomunicaciones, sería imposible sin minería.
La actividad minera fue esencial durante la Primera Revolución Industrial (y en las siguientes) porque permitió que existieran máquinas más sofisticadas para mejorar la productividad y hacer que el mundo conociera otras formas de echar a andar sus economías. La hipocresía no puede ponerse de por medio.
Ahora bien, en lo que sí debemos estar de acuerdo es en exigirles a las empresas de extracción que sean responsables con el medio ambiente, pues sin un entorno saludable, bien cuidado y protegido para garantizar su permanencia, de nada vale que extraigamos los recursos que la naturaleza ha dispuesto para nuestro provecho y desarrollo.
El problema no es la minería, sino la forma en que se hace. Cuando los ejecutivos de una empresa están consciente del impacto que tiene esa actividad, como cualquiera otra, adoptan medidas para evitar que la agresión al ecosistema sea mínima y pueda ser compensada en forma proporcional.
Se pueden lograr muchas cosas. Hay ejemplos de más para demostrar que grandes países hoy día son fuertes gracias a la minería. En América Latina tenemos los casos de Chile, Argentina, Perú y Colombia.
Ahora bien, la forma en que los países gestionen sus recursos marca la diferencia. Venezuela es un buen ejemplo, lo mismo que los países africanos. Perú, que ha sido uno de los Estados con más altos niveles de inestabilidad política en los últimos años, mantiene su economía fuerte, muy a pesar de estos episodios de inestabilidad política.
Sólo la fortaleza económica puede soportar estos embates. En cuando a República Dominicana, desde que escuché que hay opositores a la explotación de los recursos mineros en la provincia San Juan, me preguntó por qué hay quienes se oponen a todo sin analizar los beneficios de hacerlo y lo perjudicial sería no alcanzar la meta.
La minería aporta al desarrollo económico de los países no sólo con empleos de calidad y bien remunerado, sino que lo hace a través de la adopción de tecnología y conocimiento.
Hay muchos casos de dominicanos que hoy sirven a otros mercados gracias a los conocimientos adquiridos mientras trabajan para una minera aquí en República Dominicana.
Y si de aportes al fisco se trata, Barrick Pueblo Viejo pagó al Estado más de RD$23,470 millones en impuestos diversos en 2020 y otros RD$30,078.8 millones en 2021. Quien se opone a la minería atenta contra el desarrollo del mismo pueblo que dice defender.