El cambio climático es una realidad y las estadísticas lo confirman. En República Dominicana, basta con observar algunos de los eventos recientes más devastadores: las lluvias de noviembre, las olas de calor que cada año se intensifican, y los incendios forestales, que, aunque han disminuido en número, han duplicado su impacto en el medioambiente.
Frente a este panorama, el Gobierno destinará RD$14,788.2 millones en 2025 para la protección del medioambiente, lo que representa un aumento de 51.1% respecto a los RD$9,784.2 millones presupuestados en 2024. Sin embargo, el país enfrenta un desafío creciente en este sentido debido a una inversión pública que, según el Consejo Nacional para el Cambio Climático y Mercado de Carbono (CNCCMDL), no refleja la magnitud de los proyectos que ejecuta.
República Dominicana destina, en promedio, apenas un 0.8% del producto interno bruto (PIB) a acciones relacionadas con cambio climático, una cifra que Luz Abreu, directora Administrativa y Financiera de ese organismo, califica de insuficiente frente a la cantidad de proyectos, estudios y servicios que esa institución realiza en mitigación, adaptación y el recientemente incorporado mercado de carbono. “Nosotros damos diez veces más de lo que recibimos”, señaló la funcionaria a elDinero.
Presupuesto
Entre 2015 y 2024, en la ejecución presupuestaria nacional, el gasto del Gobierno Central destinado a la protección del medio ambiente aumentó de RD$2,278.10 millones a RD$8,620 millones. Este año, el Gobierno destino el 1.0% del total de gastos del Presupuesto General a la Protección del Medio Ambiente, es decir, RD$14,788.2 millones, de los cuales la protección a la biodiversidad y ordenación de desechos recibiría RD$8,369.9 millones; cambio climático, RD$5,349.0 millones; y protección del aire, agua y suelo, RD$1,069.4 millones.
Solo entre enero y junio de 2025 se utilizó el 0.6% (RD$4,296.8 millones) del gasto ejecutado y 28.3% del presupuesto vigente hasta esa fecha, de acuerdo con el Informe medio termino, enero-junio 2025. Ese monto presentó un incremento de 10.4% (RD$406.2 millones) en comparación a igual, período del 2024.
El documento estatal detalla que la mayor parte del aumento del gasto estuvo destinado al cambio climático que devengó RD$1,267.6 millones (RD$996.9 millones) por encima del monto del año pasado. El resto se distribuye principalmente entre las funciones de protección de la biodiversidad y ordenación de desechos con RD$2,800.6 millones y protección del aire, agua y suelo con RD$228.6 millones.
Abreu Lantigua enfatiza que la cifra actual no refleja el retorno de inversión que el país obtiene en términos de proyectos de impacto. “Obviamente no se corresponden con lo que producimos para que el país obtenga prácticamente diez veces esa cantidad en proyectos de estudios y servicios”, puntualizó.
La directora también destacó la creciente relevancia del cambio climático frente a otros desafíos históricos de la nación, como la salud, educación y oportunidades de empleo. Según explicó, aunque estos temas siguen siendo urgentes, la magnitud del calentamiento global exige priorización inmediata: “Si escuchamos los discursos de los presidentes en Naciones Unidas, el problema es que el cambio climático, aunque algunos lo nieguen, es un desafío que sin querer alarmar a la población debemos atender lo más pronto posible, porque no tenemos muchos años para alcanzar el punto de no retorno”.
En conversación con este medio, Abreu Lantigua destacó que los efectos del cambio climático se manifiestan de formas que a menudo pasan desapercibidas para la población general. Citó como ejemplos el sargazo en Boca Chica, olas de calor, incendios y las lluvias inusuales en noviembre. “Algunas personas dicen que en las lluvias de noviembre es donde notan el cambio climático, pero ¿y qué del sargazo? ¿Qué de las olas de calor? ¿Qué de los incendios que han quemado miles de hectáreas? A nivel local, debemos educar a la población sobre todas estas causas y efectos”, señaló.
Si bien para muchos dominicanos se trata de la cotidianidad del caribe, la realidad es que, en apenas una década, Santo Domingo ha visto cómo sus temperaturas medias se han elevado de forma sostenida. En 2013, el termómetro promediaba 27.5 °C, pero diez años después ese indicador se situaba en 28.6 °C. El aumento parece mínimo a simple vista, pero en climatología un grado de diferencia es suficiente para intensificar fenómenos extremos. En el mismo periodo, la temperatura máxima registrada alcanzó los 32.8 °C, consolidando la tendencia al alza.
El impacto no se limita al calor urbano. La presión climática también se refleja en los incendios forestales. Según los registros, en 2022 se reportaron 213 incendios, menos que los 297 eventos contabilizados en 2019. Sin embargo, la superficie afectada fue mucho mayor: 18,251.00 hectáreas, más del doble de la registrada en 2019, cuando las llamas consumieron 8,105 hectáreas.
El dato evidencia que, aunque los incendios son menos frecuentes, sus efectos sobre los bosques y ecosistemas son cada vez más devastadores. Este comportamiento confirma la advertencia de la funcionaria: el cambio climático no solo incrementa la temperatura promedio, sino que también intensifica el impacto de los fenómenos naturales, dejando al país más vulnerable ante escenarios de calor extremo, sequías e incendios.
Educación ciudadana
La educación ciudadana aparece como un factor crítico para enfrentar los impactos ambientales. La directora resaltó la importancia de fomentar hábitos que eviten daños ambientales directos, como mantener los imbornales libres de basura y reducir incendios en vertederos locales. “Todos podemos ser parte de la solución y todos estamos contribuyendo a la producción del problema”, afirmó, en un llamado a la acción colectiva y consciente.
El CNCCMDL, según Abreu Lantigua, también trabaja en abordar vacíos legales y educativos que impiden un manejo adecuado de riesgos, lo que repercute en la siniestralidad y, por ende, en los gastos de salud pública.
“Tenemos vacíos legales que llenar y vacíos educacionales que concluyen en una cultura de siniestralidad, que a su vez se traduce en un gasto gigantesco de salud”, explicó. Estos problemas no solo afectan la eficiencia de la gestión ambiental, sino que también impactan directamente la productividad y la calidad de vida de los ciudadanos.













