Conversaba con mi amigo Miguel sobre las noticias que dan cuenta de que los bancos comerciales están sobrecapitalizados y que cada trimestre reportan cuantiosas ganancias. Son noticias “positivas” que a la vez se tornan negativas, dado que esos resultados no son el fruto de un aumento de la producción nacional.
Es que una buena parte de las ganancias de los bancos proviene del rendimiento que ofrecen los instrumentos que emite en Banco Central y el propio Estado, a través del Ministerio de Hacienda. El primero para contener el circulante y controlar la economía, el segundo para cubrir déficits operativos del Gobierno mediante un aumento del endeudamiento.
Esa situación es más pronunciada y preocupante en el caso de los fondos de pensiones, ya que una gran parte de ese dinero está invertido en papeles del Estado en lugar de áreas productivas que pudieran generarle riquezas al país y contribuir con una reducción de la pobreza.
Se pueden tomar las estadísticas más recientes en las que se indica que el patrimonio de los fondos de pensiones, a abril de este año asciende a poco más de 261 mil millones de pesos, equivalentes al 10.5% del Producto Interno Bruto (PIB).
Resulta que el 48.8% de esos fondos está invertido en instrumentos del Banco Central. El 19.8% está depositado en instrumentos del Ministerio de Hacienda y 1% en instrumentos emitidos por el Banco Nacional de la Vivienda. Es decir, casi el 70% de los fondos de pensiones están invertidos en bonos y certificados emitidos por el Estado. Cerca de la mitad en valores que no se invierten en la economía y cerca del 20% en instrumentos que cubren déficit presupuestario.
Entonces, se podría pensar que el 23.9% de los fondos de pensiones invertidos en los bancos múltiples y otro 4.1% en las asociaciones de ahorros y préstamos (AAyP) sí están siendo invertidos en áreas productivas. Pero eso no es del todo cierto, ya que una buena parte de los fondos son reinvertidos por los bancos y las AAyP en instrumentos del Banco Central y de Hacienda, que son los que ofrecen mayores tasas de interés, pero que no se destinan a los sectores productivos.
Sólo 1.1% de los fondos de pensiones está depositado en instrumentos emitidos por empresas privadas, de acuerdo con las estadísticas de la Superintendencia de Pensiones (Sipen).
La elevadas tasas de interés que pagan los instrumentos del Estado a través del Banco Central y de Hacienda se convierten involuntariamente, tal vez, en instrumentos de competencia que retrancan la posibilidad de aprovechar a Ley 189-11 de Fideicomisos con instrumentos que pudieran emitirse para financiar la construcción y venta de viviendas económicas.
Lo que ocurre es que cualquier instrumento de deuda emitido para construir casas o para cualquier otra área productiva sería con tasas de interés bajas, para poder ser factibles, pero ninguna Administradora de Fondos de Pensiones (AFP) se motivaría a llevar los fondos de pensiones a esos instrumentos con menor rendimiento mientras existan papeles comerciales emitidos por el BC y Hacienda con tasas de interés mucho más elevadas y con menos riesgo, pues están calificados AA y AAA por las calificadoras de riesgo autorizadas en el país.
La conversación con el amigo Miguel concluyó cuando exclamó eso es “capital muerto”.