Realmente, para vencer el miedo a emprender, a innovar, a las serpientes y a cualquier cosa que temas, lo primero es entender la naturaleza del miedo y, con ese entendimiento a mano, echar a andar las ruedas del futuro.
El miedo es una emoción básica de autocuidado que prepara tu cuerpo para protegerte o para desempeñar mejor una labor que te intimida. Es bueno que sientas miedo, porque hace que tomes en cuenta los riesgos, emprendas acciones para eliminarlos, mitigarlos, protegerte o para recuperarte, en caso de que resultes lesionado por lo que te provoca el temor.
Cuando un animal feroz te amenaza, es el miedo el que provoca una descarga de adrenalina en tu cuerpo, para correr más rápido y resistir una carrera más larga, si es que decides correr, y te da una fuerza desconocida para enfrentar el animal, si es que no tienes opción.
El miedo está impreso en nuestra herencia atávica conformada por miles y miles de años. Lo ha necesitado homo sapiens (la especie humana) para poder defenderse de las amenazas de la naturaleza, pero también para conquistar y domeñar la naturaleza.
De alguien se dice que es valiente “porque no le tiene miedo a nada”, lo cual, además de imposible, jamás sería una expresión de valentía. Ser valiente significa hacer lo que hay que hacer por encima del miedo, incluso con miedo.
Cuando comprendes la naturaleza del miedo, aprendes a convivir con él como un aliado. Lo acoges como bueno y válido. Y, lo más importante, no permites que te paralice, porque sabes cómo opera.
“El miedo siempre crece, eso es lo terrible”, explica el novelista mexicano Juan Volpi. Hay que combatirlo en cuanto se presenta. Al primer ataque hay que vencerlo, porque de otro modo puede ir acabando con nosotros”.
Pero, ¿cómo vencerlo? El miedo se supera a través de una exposición controlada, dosificada, a lo que nos provoca el temor, hasta que la parte consciente del cerebro internaliza que no hay razón objetiva para no actuar.
¿Qué es esa “exposición dosificada”? En el campo del emprendimiento y la innovación hay niveles escalonados de exposición dosificada, que van desde el prototipo, el producto mínimo viable y la prueba piloto, entre otros que preceden el lanzamiento definitivo de una iniciativa de negocios o de cualquier otro tipo que suponga un nivel de riesgo.
Pero me tomaría otra Disrupción explicar estos conceptos y cómo aplicarlos, lo que haré en la próxima entrega. Por el momento, basta con que comprendas que el miedo es tu aliado, cuando no permites que te paralice.