Ante el avance de los casos de covid-19, los países del sudeste asiático aumentaron este lunes las restricciones de movimientos y actividades, mientras los turistas extranjeros deciden si marcharse o quedarse en la región.
Las autoridades birmanas prohibieron a partir de hoy todos los vuelos internacionales, con la excepción de los aviones de carga y de servicio especial hasta el 13 de abril, para evitar el aumento de los casos, que actualmente ascienden a diez en el país.
Aunque hay pocas infecciones de momento, decenas de miles de trabajadores birmanos están regresando al país desde naciones vecinas, lo que puede contribuir a la propagación del nuevo coronavirus y saturar su precario sistema sanitario.
Este fin de semana, Birmania (Myanmar) anunció que dejará de conceder visados hasta finales de abril, una medida que ya han tomado países como Vietnam y Malasia.
En Indonesia, las autoridades de Tegal, una ciudad de 239,000 habitantes, ordenaron el cierre de la localidad a partir de hoy, con solo una entrada abierta que estará sometida a vigilancia continua.
Con más de 1,400 casos y 122 muertos, el Gobierno indonesio baraja imponer medidas más drásticas en los próximos días para frenar las infecciones.
Las autoridades de la turística Phuket, en el suroeste de Tailandia, han anunciado la clausura del aeropuerto a partir del 10 de abril, después de bloquear el acceso marítimo, y han ordenado un toque de queda desde las ocho de la tarde a las tres de la mañana.
Mientras se van cancelando más vuelos de Bangkok a Europa, los turistas tienen que tomar la decisión de volver a su país, como recomiendan las autoridades de Estados europeos, o quedarse en Tailandia.
La situación no es especialmente grave en Tailandia, con más de 1,500 infectados y 9 muertos, aunque los casos están aumentando a un ritmo de más de 100 al día.