Analistas económicos de todo el mundo se apresuran a tratar de explicar el fenómeno, sin precedentes, que experimentó el petróleo en el mercado financiero el pasado lunes, cuando su precio se cotizó en valores negativos y los inversionistas prometían retribuir con -US$37 por barril a compradores que quisieran cargar con su contratos a futuro. La crisis se produce en momentos en que la pandemia del covid-19 desplomó la demanda del combustible a nivel global y el mercado ve reducida su capacidad de almacenamiento.
Los contratos a futuros vencen alrededor de los días 20 y 22 de cada mes y hacen referencia al precio de entrega de los próximos 30 días, explica el analista financiero Luis A. Veras.
“En estos momentos los almacenes están llenos y las tuberías están reservadas… no hay manera de recibir petróleo nuevo; por lo tanto, nadie quería quedarse ya entre lunes y martes con el compromiso de recibir algo que no puede manejar”, dice Veras.
“Además de los costos en que incurriría, los inversionistas estaban dispuestos a pagar, como diciendo: quíteme este contrato de la mano”, dice.
Aclara, sin embargo, que lo que cayó en negativo eran contratos que establecen el compromiso a su tenedor de recibir el petróleo, “el cual le iba a salir carísimo, porque no hay almacén, no hay cómo transportarlo y ni siquiera tiene uso porque las refinerías no tienen cómo recibirlo, porque las tuberías que lo transportan no están libres, los almacenes están llenos; o sea, nadie necesita el crudo, aunque el combustible sí se está utilizando”.
Sostiene que en períodos de crisis, como la que provoca la pandemia global del covid-19, las correcciones de los precios del crudo y los derivados no necesariamente se mantienen.
Luego del lunes, el barril del West Texas Intermediate (WTI) de entrega en junio, que estuvo por encima de los 20 dólares, bajó hasta los US$11.07 dólares.
Guerra por un mercado
El ingeniero Ramón Alburquerque, experto en materia de energía, explica que en la situación actual de los precios del petróleo, además de la crisis económica provocada por la pandemia del coronavirus, interviene un problema de geopolítica global en el que naciones como Arabia Saudita, Rusia o Irán buscan frenar la expansión que gana Estados Unidos en el mercado con el sistema de extracción fracking (o fractura hidráulica) del “esquisto bituminoso”.
“El mundo consumía 100 millones de barriles diarios antes de la crisis, más o menos 38,000 millones de toneladas al año”, dice.
Algunos analistas estiman que ese consumo se desplomó en un 70% por la paralización de muchas industrias y la reducción drástica en el transporte de carga y pasajeros.
“Ahora el problema es el temor del mundo de caer en una depresión debido al confinamiento de la población y a la paralización de gran parte de producción a nivel mundial”, dice Alburquerque.
Explica que a esto se suma el hecho de que Estados Unidos y Canadá, que extraen unos seis millones diarios de barriles del esquisto, rompieron el equilibrio del mercado que existía para 2014 cuando el precio del crudo se situaba en unos US$108 por barril.
Resalta que Rusia y Arabia Saudita aparentemente estaban peleando, “pero eso no es verdad”. “Ellos pelean contra Estados Unidos y el sistema de la fracking porque defienden la cuota de mercado que tiene el petróleo convencional”, aclara.
Insiste en que, por esa razón, Rusia y Arabia extraen petróleo en exceso para quebrar las empresas del fracking. “Ambos países tenían una contradicción secundaria, porque ninguna quería ser la que más sacrificada”.
Entiende que, aunque de los cien millones de barriles diarios, solo seis millones no eran de petróleo convencional, la velocidad de desplazamiento del bituminoso “es demasiado grande”, de ahí la “guerra estratégica”.
Explica que el petróleo aporta el 34% de la energía primaria que consume el mundo y el carbón un 36%. El gas natural ronda el 26% y la energía nuclear un 4%. mientras que las solar y eólica no pasan de un 2%.
Con respecto al desplome de los precios del lunes, Alburquerque recuerda que los grandes perdedores son “especuladores, que tienen mucho dinero y especulan con oro, plata, níquel, hierro, trigo o petróleo en el mercado de futuro”, a través de bancos de inversiones.
Explica que el mercado se mantiene porque “los productores quieren vender y quieren dinero ya, aunque no es el caso de Noruega o Arabia”.
“En el mundo hay 94 productores, chiquitos y grandes”, dice. Cita, por ejemplo el caso de Nigeria, con 200 millones de habitantes, y muchos conflictos armados que pueden llevar a que un momento determinado una guerrilla quiera 500 o 600 millones de dólares para comprar armas u comprometa parte de la producción de crudo a futuro.
Añade que el petróleo que está en manos de inversionistas, y que no se puede colocar en el mercado para su consumo o almacenamiento, provocó la caída de los precios. “Es una situación atípica, muy curiosa, que ha llamado la atención en el mundo entero, pero el precio del crudo ya se está recuperando”.
Sostiene que, a lo mejor, algunos inversionistas pudieron aprovechar la oferta porque tenían capacidad de almacenar petróleo en pozos de extracción, “los cuales también se pueden utilizar como almacén”.
Sin embargo, aclara que en el caso del país no puede beneficiarse de una oferta como la que se produjo a inicio de semana porque la Refinería Dominicana de Petróleo (Refidomsa), la cual dirigió entre el 1982 y 1987), opera como “una destilería primaria inicial”.
El presidente del Consejo de Administración de Refidomsa PDV, Félix (Felucho) Jiménez, se adelantó a explicar que los tres tanques con capacidad de 900,000 barriles que se encuentran en Nizao, están a tope. Además, que debido a la caída en la demanda de combustible la empresa suspendió la refinación.
Jiménez dijo que la venta de combustible en abril de este año cayó un 60% respecto al mismo mes del año pasado. “Quisiéramos haber podido aprovechar esta circunstancia para adquirir el petróleo a bajo costo, sin embargo nuestro sistema de almacenamiento está repleto y ese crudo fue adquirido a otro precio”, dijo.
Mientras, Alburquerque recordó que “el país no importa crudo, porque la refinería que hay aquí no es una refinería, es lo que llama destilería primaria inicial. Las que pueden procesar crudo tienen una unidad de desulfuración, tienen que sacar el azufre, y la de aquí no hace nada de eso”.
Recuerda se trata de una refinería pequeña, instalada en 1972, que ahora solo tiene capacidad para reinar 34,000 barriles al día de un “petróleo reconstituido”.
“Si a República Dominicana le regalan crudo, la Refidomsa tiene que venderlo”, apuntó.