El presidente electo Luis Abinader comunicó su decisión para ministro de Turismo, la cual recayó en el exalcalde del Distrito Nacional, David Collado. Simultáneamente, informó que él, personalmente, lideraría el Gabinete de Turismo y que el economista Joel Santos sería el asesor del Poder Ejecutivo para esta materia. Así las cosas, parecería que el nuevo gobierno sale al encuentro del sector turístico a fin de ayudarlo a continuar siendo el motor económico que ha sido desde los años 90. Y es correcto. Pues, tantos las denuncias surgidas en Estados Unidos en 2019 como los embates de la pandemia que hoy vivimos, reclaman su reinvención.
Los expertos nos dicen que el turismo post-covid demandará que seamos mucho más de un destino barato y divertido; demandará que seamos un destino seguro. Seguro desde el punto de vista salud, seguro desde el punto de vista física y seguro desde el punto de vista ambiental. Entonces, si para vender necesitamos un destino seguro, deberemos crearlo y esto significa uno con el mayor número de camas, médicos y enfermeras por personas; con el mejor salario mínimo y con el sistema jurídico más confiable y eficiente; con una población altamente educada y capaz; con una cantidad significativa de su geografía preservada y protegida; y, finalmente, uno comercialmente competitivo.
Crear esta realidad es un reto de varios años que involucraría a toda la sociedad. Por lo que, la misma sólo puede iniciarse desde un diálogo donde podamos pensar juntos cómo puede el turismo, ese maravilloso motor, acercarnos y convertir a República Dominicana en la realidad antes descrita. Un diálogo que incluya al gobierno y a los empresarios y también a los ambientalistas, los campesinos, obreros y empleados afectados, los comerciantes excluidos, en fin, un diálogo que incluya a todos los grupos de interés directa o indirectamente tocados por el mismo.
Finalmente, hace un tiempo se publicó un desafortunado artículo que iniciaba dando los números del sector turístico. Nos hablaba de ingresos anuales, empleo indirecto, inversión extranjera movilizada y las compras del mismo al sector agropecuario. Lo que no mencionó es cuánto paga de impuesto sobre la renta el sector hotelero. También es hora de hablar de “incentivos fiscales” versus contribución a la construcción del destino necesario para que el turismo siga rentando lo que ha rentado. Es imposible seguir permitiendo que el sector económico más importante del país (donde se hacen cientos de millones de dólares, se sostiene en nuestro medio ambiente y trabajan miles de dominicanos y dominicanas) no contribuya al desarrollo, la creación y el sostenimiento del Estado dominicano necesario para su propia rentabilidad.
Luis Abinader Corona ha anunciado un cambio. Habrá de ser un cambio profundo en el paradigma nacional donde unidos trabajemos por un país de derechos para todos y todas. Tomar en cuenta estas líneas puede ser una excelente forma de enseñarnos cómo un sector empresarial, alineado con los mejores intereses nacionales, bajo la supervisión celosa de un gobierno enfocado, puede convertirse en el gran catalizador de esta nueva realidad que todos soñamos.