[dropcap]R[/dropcap]epública Dominicana se quedó añorando los años maravillosos de Dominicana de Aviación. Ahora que el turismo es una de las patas principales de nuestra economía, generador de riquezas y de empleos, es que nos damos cuenta del error que cometimos al dejar caer la línea bandera nacional. Ahora queremos nuevas alas volando, pero ha sido difícil.
¿Qué sucede con PAWA Dominicana que no puede levantar vuelo? ¿Dónde está el obstáculo? ¿A quién o quiénes conviene que esta empresa se quede en tierra? ¿Por qué no se trabaja el tema con suficiente transparencia? ¿Hay relación con otras aerolíneas que quisieron volar desde el país y convertir a República Dominicana en un hub o centro de operaciones? ¿Está metida la mano de la corrupción en este caso? ¿Qué pasa realmente en este caso? ¿Qué ha fallado?
A mediados de este mes el Instituto Dominicano de Aviación Civil (IDAC) certificó a esta empresa como apta para volar a varios destinos de la región desde aeropuertos dominicanos. El director del órgano estatal responsable de la certificación, Alejandro Herrera, participó en una inspección que le hicieron a las aeronaves de PAWA, constatando que todo está correcto.
Recientemente la aerolínea anunció rutas a Puerto Rico, partiendo del Aeropuerto Las Américas. PAWA tiene pautado realizar tres vuelos semanales: lunes, miércoles y viernes. Con la nueva ruta, Ponce se convierte en el segundo destino que cubre hacia la vecina isla.
Los obstáculos no parecen estar relacionados sólo con la certificación económica que otorga la Junta de Aviación Civil (JAC) para volar.Lo que sí es cierto es que el país merece una línea aérea. El país tiene un sector turístico fuerte y las perspectivas establecen que será mejor.
Necesitamos volar con nuestras alas, pero que sean bien puestas. Y si los inversionistas tienen asuntos pendientes con el Estado dominicano, desde esta palestra, sólo se les pide que cumplan.