El eurodiputado español Ibán García del Blanco logró este jueves el apoyo de la Comisión de Asuntos Jurídicos a su informe para plantear a Bruselas cómo afrontar los retos éticos de la irrupción de la inteligencia artificial, que a su juicio debe ser una vía para promover los valores europeos.
Así lo desarrolla el texto pactado por los grupos políticos, que llegará en pocas semanas a la Comisión Europea y destaca que “el desarrollo, la implementación y el uso” de estas tecnologías “deben poder garantizar el interés superior de los ciudadanos y respetar los derechos fundamentales”.
El informe de García del Blanco (PSOE) recoge incluso referencias a ‘Blade Runner’ (1982), la película distópica de Ridley Scott que narra un futuro en el que se han fabricado humanos artificiales indistinguibles de uno real y acaban siendo declarados ilegales tras un motín.
“La implementación masiva de la inteligencia artificial en todas las máquinas (…) producirá cambios muy sustanciales en el mercado laboral, en la relación con los poderes públicos, en las relaciones personales y hasta en nuestra propia vida doméstica”, arranca la exposición de motivos.
“Cuando las administraciones públicas nos acercamos a este fenómeno, no podemos quedarnos en el cinismo profesional”, plantea el informe. “Precisamente, para el Parlamento Europeo es tan importante impulsar la potencialidad que estas tecnologías tienen para el bienestar y la competitividad de Europa como controlar los riesgos inherentes”.
En rueda de prensa, García del Blanco aseguró este jueves que el informe “allana el camino para la Comisión para una buena regulación sobre inteligencia artificial”, la cual espera para antes de final del 2020.
La nueva Comisión Europea liderada por Ursula von der Leyen había prometido una propuesta de regulación sobre inteligencia artificial en sus primeros cien días de mandato, un compromiso que finalmente se quedó en un libro blanco presentado en enero de este año.
QUE EL SER HUMANO SIGA SIENDO EL CENTRO
La clave de las sugerencias del Parlamento es mantener al ser humano en el centro del proceso, implementando estos avances tecnológicos para “contribuir a la existencia de una sociedad democrática, pluralista y equitativa, salvaguardando la autonomía y la toma de decisiones humanas y garantizando la intervención humana”.
El informe insiste en que “en todo momento se pueda restablecer el control humano” de las tecnologías de inteligencia artificial, “incluso mediante su alteración o desactivación”, cuando su uso implique un riesgo de violación de valores éticos.
Así, el desarrollo de estas tecnologías debe asegurar que “no lleven a cabo actividades distintas de aquellas para las que han sido concebidas” y evitando “que ninguna vulnerabilidad técnica se explote con fines injustos o ilícitos”, maximizando siempre la transparencia sobre lo que conlleva usar estos avances.
EVITAR LO MÁXIMO POSIBLE LOS SESGOS Y LA DISCRIMINACIÓN
La propuesta de reglamento que plantea el Parlamento insta a que la inteligencia artificial “desarrollada, implementada o usada” en la UE no discrimine por ningún motivo y garantice la igualdad de trato.
Los sesgos de los algoritmos y la discriminación consecuente han despertado alarmas entre expertos, que advierten de los riesgos de dejar en manos de máquinas decisiones trascendentales que vienen condicionadas por cómo las han programado los humanos.
“Los sesgos y problemas de discriminación a la hora de tomar determinadas decisiones se producen ya fuera de la inteligencia artificial. La diferencia es que estamos ante algoritmos que plantean una automatización en la toma de decisiones. Si no somos capaces de anticipar ese riesgo, lo que podemos producir es una aceleración de todos los problemas derivados”, dijo en una entrevista a Efe García del Blanco.
El informe sí que reconoce que si hay una “finalidad objetiva, legítima, razonable, proporcionada y necesaria” y “no exista otra alternativa” se podrá justificar un “trato diferenciado entre personas o grupos de personas”.
Sin embargo, en este sentido, García del Blanco insiste en que empezar “de cero” a entrenar a algoritmos con valores fundamentales es una “oportunidad para desterrar esa clase de sesgos”.