Muchos piensan que el tema del presupuesto es exclusividad de las grandes corporaciones y empresas, cuando en realidad puede ser fácilmente aplicado en la economía del hogar. De hecho, gran parte de los problemas financieros en el núcleo familiar radican en la falta de una efectiva planificación.
Un presupuesto no es más que un plan de ingresos y gastos. El presupuesto familiar nos ayuda a identificar nuestras principales fuentes de ingresos y sobre todo a tener un control sobre los gastos de la casa.
Muchos de los problemas matrimoniales están relacionados a una mala gestión de los recursos, cuando no se tiene un control estricto sobre los gastos y los ingresos se ven mermados. Realmente, cuando esto ocurre, es porque cada miembro de la pareja tiene objetivos de vida diferentes. Esto trae como consecuencia, una mala comunicación y falta de trabajo en equipo desde el punto de vista de las finanzas familiares.
El presupuesto familiar debe ser la piedra angular de las finanzas del hogar. Cada miembro de la familia debe tener responsabilidades en los aportes de dinero y en la gestión de los gastos. Esto requiere de mucha disciplina, sobre todo si hay hijos pequeños.
En un alto porcentaje, el problema de familias sobre endeudadas radica en un estilo de vida desmesurado, o sea, cuando se quiere vivir por encima de las posibilidades. Esta actitud provoca un círculo vicioso de endeudamiento que puede llegar a destruir familias. Por ello, es que la aplicación de un presupuesto ayudará a las familias a caer en la realidad y poder vivir acorde a sus ingresos.
En el genial libro “El Arte de la Guerra”, de SunTzu, se afirma que “aquel que está siempre preparado y espera lo inesperado, será victorioso”. La ausencia de un plan financiero conducirá a una familia a la desazón y estará siempre expuesta a calamidades financieras.
Entre los principales gastos a considerar en un presupuesto familiar están la alimentación, educación, transporte, los servicios básicos (agua, electricidad, cable e internet), plan del móvil, alquiler de la casa, gastos de salud y el ocio. El ocio o diversión debe ser también presupuestado, pues por esta vía puede haber escapes de consideración. Si se mantienen préstamos, el presupuesto familiar debe contemplar las cuotas a ser saldadas.
Una partida que nunca debe faltar en un buen presupuesto es la del ahorro. El ahorro nos permite crear capital propio, nos provee seguridad y nos permite aprovechar buenas oportunidades de inversión. Decía el famoso empresario multimillonario Warren Buffett: “no ahorres lo que te queda después de gastar, gasta lo que te queda después de ahorrar”.
Un presupuesto familiar debe ser flexible, ya que no todos los meses son iguales y aparecerán gastos en ciertos meses que deberán ser incluidos, por ejemplo, el regalo para una boda. Una buena práctica financiera es llevar a cabo una revisión del presupuesto a mediado de cada mes para ver cómo va su ejecución, y otra consulta al final del mes para evaluar los resultados y planificar el presupuesto del próximo mes.
Finalmente, es una buena idea incluir en el presupuesto familiar un porcentaje para imprevistos, ya que muchas veces se presentarán compromisos repentinos y no programados.
Para poder cumplir a cabalidad con el presupuesto familiar se requiere de mucho rigor y disciplina. A veces pienso que los dominicanos somos adictos al “compre ahora y pague después”. El fundador de Wal Mart, Sam Walton, le gustaba dormir tranquilo, por eso guardaba grandes cantidades de efectivo para protegerse de los tiempos malos.
Una de las grandes mejoras que se puede implementar en términos de educación financiera en el hogar, es la aplicación de un presupuesto que nos otorgue tranquilidad, capacidad de ahorro y una vida sin sobresaltos