Punta Catalina es una obra necesaria para garantizar un suministro de energía estable. Creo que todos estamos de acuerdo con esta posición. De hecho, esto ha quedado demostrado en el tiempo que tiene en operación. Por supuesto, su impacto positivo no exime la obra de los escándalos y procesos cuestionables que le rodean. Una vez se aclaren los tramos grises que tiene esta infraestructura será posible hablar con más claridad.
Sin embargo, hay otro aspecto del que no se había pensado: las cenizas del proceso de producción de energía. La pregunta que titula este artículo es inevitable. Este punto no había sido tocado con mayores detalles y hoy, con poco tiempo en operación, nos damos cuenta de que hay una montaña de desperdicios que crece conforme la termoeléctrica produce energía competitiva desde el punto de visto económico (costo-beneficio), pero ambientalmente muy retadora. No quiero imaginar a qué altura llegará esta montaña de cenizas en cinco o diez años si no se toma una decisión ahora.
Una entidad que se hace llamar Red de Monitoreo Comunitario de Nizao, de la provincia Peravia, tomó fotos y videos a mediados de diciembre que muestran que las cenizas de las plantas de carbón de Punta Catalina continúan creciendo en altura y extensión.
Por otro lado, pero en sintonía con esta entidad, el Comité Nacional de Lucha Contra el Cambio Climático llama a las autoridades, especialmente a los jueces del Tribunal Superior Administrativo, que están apoderados de una solicitud de acción de amparo en contra de Punta Catalina, para que eliminen este inconmensurable foco de contaminación y protejan la salud de más de 100,000 personas directamente afectadas por estas cenizas y por otras fuentes de contaminación de esta central termoeléctrica.
Todo parece indicar que no hay (o no se planteó o proyectó) un plan de manejo de las cenizas de Punta Catalina más allá de que podrían servir para la construcción. La verdad hay que decirla: esto está por verse, partiendo de lo que estamos palpando ahora.
La energía es necesaria, pero también es importante proteger el medio ambiente y la salud de la población. A esto hay que buscarle una solución urgente y definitiva. Esto me recuerda el famoso “rockash” que Puerto Rico envió a nuestro país producto de la generación de energía de AES, que le vendía electricidad a la Autoridad de Energía Eléctrica de Puerto Rico.
No se trata de querer “revolotear” las cenizas para que lleguen hasta las narices de la población y las autoridades, éstas últimas responsables de tomar la decisión; el caso es que es un problema que crece con los días. ¿Qué ha pasado con los acuerdos que se harían con las empresas de construcción y la industria cementera para utilizar estas cenizas como materia prima?
No quiero ni imaginar qué sucedería en esta zona del país si llega una temporada de vientos fuertes y atraviesa esa por toda el área de influencia de Punta Catalina. ¿A dónde llegaría toda esa ceniza? ¿Cuán tóxica es? Me he expresado a favor de esta planta de generación, a pesar de lo turbio del proceso mediante el cual llegó a construirse, pero debo admitir que jamás había pensado en la cantidad de cenizas que produciría y qué se haría luego con ella. Como la mayoría, me había quedado con la información de que sería materia prima para las cementeras. ¿Qué nos pueden explicar las autoridades en este sentido?
Los datos técnicos establecen que Punta Catalina genera al año 400 mil toneladas de cenizas y que en 20 años podría acumular una montaña de ocho millones de toneladas en una superficie de 555,940 metros cuadrados. Lo admito: cualquiera se asusta.