[dropcap]R[/dropcap]epública Dominicana y Haití son dos piernas de un mismo cuerpo. Es una verdad indefectible. Las diferencias históricas, culturales, sociales y políticas que pudieran afectar las relaciones bilaterales, jamás podrán anteponerse al bienestar económico común que se merecen y buscan ambos pueblos.
El Consejo Económico Binacional Quisqueya (CEBQ), una iniciativa de desarrollo inclusivo promovida por empresarios dominicanos y haitianos, es la mejor muestra de que ambos países deben y están compelidos a buscar soluciones conjuntas contra la pobreza. La creación de riquezas es el camino más corto hacia el progreso. La frontera ofrece un sinfín de oportunidades.
Los empresarios que promueven los proyectos en la frontera dominicana y haitiana están conscientes de que en esta zona hace falta de todo. Paradójicamente, donde no hay nada se puede hacer mucho.
La creación de empleos y, por ende, de riquezas, a través de inversiones que incluyan a los habitantes de ambos países, es una decisión que han tomado luego de una planificación estratégica, independientemente de la realidad diplomática que hoy protagonizan las dos naciones.
Los representantes del sector privado haitiano y dominicano conocen la máxima de que “cuando se quiere se puede”. Esto es lo que mueve el proyecto del Consejo Económico Binacional Quisqueya y todo indica que el camino está tomado para bien de todos.
Quizá no sea hoy que se valore en su justa dimensión el impacto en el desarrollo humano que tendrá esta iniciativa en la zona; será cuando se vean los frutos del esfuerzo y de todo un proceso de crear conciencia en quienes tienen el poder de la decisión política, tanto en Puerto Príncipe como en Santo Domingo.
Por suerte, y ha sido así, el proyecto de desarrollo inclusivo en la frontera cuenta con el respaldo de ambos gobiernos.
Los empresarios dominicanos Juan Bautista Vicini Lluberes, Fernando Capellán, Carlos José Martí, Rafael Blanco Canto, Miguel Lama, Guillermo Julián y otros, así como los representantes haitianos Marc Antoine Acra y Jean Lucien Ligonde han logrado colocar la iniciativa en la agenda de desarrollo de ambos países.
El sector privado está seguro de que a través del Consejo Económico Binacional Quisqueya se puede catalizar de manera efectiva el potencial económico que ofrece la frontera. No se puede desaprovechar esta oportunidad histórica en la que vemos a los empresarios dominicanos y haitianos convencidos de que juntos pueden mejorar las condiciones de vida en sus respectivos países.
Aplaudimos su interés en realizar inversiones sostenibles en infraestructuras y componentes logísticos que impacten de manera positiva a los inversionistas y habitantes de la frontera y más allá.