El comercio marítimo, como otros sectores productivos del mercado internacional, ha sido fuertemente golpeado por la pandemia del covid-19, dejando repercusiones en el manejo de oferta y demanda de los fletes.
Los precios de las navieras que llegan al Caribe desde China mantienen un precio promedio de US$8,500, cuando solo el año pasado tenían un costo de entre US$1,000 y US$1,500.
Para el director comercial de Haina International Terminals (HIT), Cristyan Peralta, el covid-19 ha generado “una tormenta perfecta” al diezmar aún más la capacidad de la industria naviera internacional, que ya se había trazado como objetivo de 2019 recortar la adquisición y construcción de barcos ante un exceso de oferta que conllevó a innumerables pérdidas.
Durante su participación en el panel virtual “Fletes en tiempos de crisis: Navegando tempestades”, realizado por la Cámara Americana de Comercio (AmchamDR), el empresario puso en contexto la situación por la que ha estado pasando la industria naviera para entender el por qué la reactivación económica global que se da en el segundo trimestre del 2020 no incidió en mayores capacidades logísticas que conducieran hacia una recuperación sostenida de la comercialización.
A través del término “slowbalization”, Peralta definió el proceso de desaceleración en el comercio internacional a raíz de la crisis financiera del 2008 y del 2009, cuando los mercados se hacen más dependientes a la importación de productos provenientes de China ante la limitada capacidad de producción de muchos países, volviéndose sus economías cada vez más susceptibles al rol del gigante asiático en el intercambio de bienes y servicios.
Este fenómeno impulsó un desarrollo de tecnologías para robustecer la logística en la industria naviera en 2011 y un aumento en la adquisición de contenedores en un 14% en 2014, lo que hizo a este sector productivo mantener los niveles de optimismo y apostar al incremento de sus capacidades de almacenamiento pese a las tensiones comerciales provocada por las políticas nacionalistas impulsadas en 2017 por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien incentivó a las multinacionales norteamericanas regresar y producir desde su país.
“Esta situación de fletes y una guerra agresiva por mover contenedores y tener barcos más grandes no trajo buenos resultados a la industria marítima. Múltiples líneas navieras quebraron, otras tuvieron la oportunidad de fusionarse y otras fueron adquiridas por líneas más grandes para recuperarse y mantenerse en el mercado”, explicó el panelista, quien dijo que el covid-19 atacó al sector justo cuando se encontraba en un recorte de barcos y contenedores e incidió en un rebote de precios.
Peralta lamentó que la recuperación económica desbalanceada que vive el mercado internacional afecte a República Dominicana e instó a la búsqueda de oportunidades “para ver si salimos fortalecidos de esta situación como país, como sector productivo” y como destino que busca promoverse como un hub logístico regional.