El Gobierno de Italia actualizó este el cuadro macroeconómico para 2021 y rebajó el crecimiento al 4.5%, disparó el déficit al 11.8% y la deuda al 159.8% del producto interior bruto (PIB), informó en un comunicado.
El anterior Ejecutivo presidido por Giuseppe Conte había calculado en octubre del pasado año que la economía italiana crecería un 6%, el déficit se situaría en torno al 7%, y la deuda en el 155.6%.
El Gobierno italiano también aprobó este jueves en Consejo de Ministros una nueva desviación presupuestaria de €40,000 millones, que tendrá que obtener luz verde en el Parlamento y que irá destinada a una nueva prestación de apoyo a las empresas y la economía afectada por el impacto de la pandemia del coronavirus.
El Ejecutivo italiano ha explicado en la nota que además solicita a las Cámaras que le concedan ampliar el gasto en unos €6,000 millones anuales para el período 2022-2033, a utilizar en una serie de intervenciones que serán complementarias al plan de recuperación que se financiará con los fondos europeos y que el gobierno ve “fundamentales para impulsar el crecimiento económico en los próximos años”.
El déficit de 2021 se eleva del 7% calculado en octubre al 11.8% de ahora por las “medidas de apoyo a la economía y la caída del PIB”.
En 2022, el Ejecutivo espera que la economía italiana crezca un 4.8%, y que lo haga de forma más contenida en los dos años siguientes: un 2.6% en 2023 y un 1.8% en 2024.
No obstante, estas cifras seguirán siendo destacables, teniendo en cuenta que Italia lleva estancada más de una década.
En cuanto al déficit, bajará al 5.9% del PIB en 2022, al 4.3% en 2023 y al 3.4% en 2024, para volver a ser inferior al 3% a partir del 2025.
La deuda alcanzará el 156.3% del PIB en 2022, el 155% en 2023 y el 152.7% en 2024.
El Ministerio de Economía italiano considera en el Documento de Economía y Finanzas (DEF), que es el texto que incluye las previsiones para este año y los objetivos del próximo trienio, que la crisis derivada de la pandemia del covid-19 “sigue condicionando la vida económica y social del país y del mundo entero”.
En esta situación, el Ejecutivo de Mario Draghi ve prioritario reforzar el impulso para salir de la crisis manteniendo un buen ritmo en las vacunaciones y favoreciendo la investigación en Sanidad.
Pero también diseñando un detallado plan de recuperación, que aborde las reformas y los proyectos necesarios para el territorio, y que se financie con unos €200,000 millones que Italia podrá recibir de los fondos europeos y con otros recursos nacionales.
Draghi aprovechó en marzo la desviación del gasto por valor de €32,000 -solicitada por Conte el pasado enero y aprobada poco después por el Parlamento- para lanzar un decreto de ayudas a empresas y familias.
La Unión Europea mantiene congelada de forma temporal la aplicación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que fija el valor máximo del 3% del PIB para el déficit público y del 60% del PIB para la deuda, para permitir que los países apliquen una política fiscal expansiva que mitigue los efectos de la crisis del coronavirus.