Desde febrero pasado a la fecha República Dominicana ha vacunado contra el covid-19 a poco más de 5.6 millones de ciudadanos, entre la primera y segunda dosis, colocándose como el tercer país de América Latina que más personas ha inoculado por cada 100 habitantes.
No obstante, el tema de la vacuna ha desatado un debate en torno a la voluntariedad y obligatoriedad de su aplicación, especialmente en relación a las empresas y sus trabajadores. El debate es sobre si se violan o no los derechos individuales frente a la seguridad colectiva.
Para Rafael (Pepe) Abreu, presidente de la Confederación Nacional de Unidad Sindical (CNUS), las empresas no pueden obligar a sus empleados a inocularse contra el covid-19, debido a que la legislación actual no incorpora explícitamente el deber de vacunación.
Explica que el Artículo 88 del Código Laboral dominicano no establece en ninguno de sus 19 acápites, sobre las causas por las que se decide prescindir de un empleado, el despido del trabajador por negarse a vacunar.
“Entonces, cualquier empleador que adopte una posición de despido por esa causa lo que va es a buscarse un tremendo lío en los tribunales, una demanda y al final o va a tener que reintegrar al trabajador o va a tener que pagarle todas sus prestaciones”, recordó Abreu.
No obstante, entiende que lo correcto es que el Estado, los sindicatos y empleadores adopten una política de convencimiento. En ese sentido, dijo que los sindicatos son los que han pedido a los empleadores que gestionen la vacunación en las instalaciones de las empresas, tal cual está ocurriendo con muchas.
¿Y las entradas a lugares públicos y privados?
Respecto a la intención de prohibir la entrada a lugares públicos y privados a personas que no se hayan inoculado contra el virus, Pedro Brache, presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), dijo que, independientemente de las diversas opiniones legales, lo que se busca es que la población se vacune.
Esta iniciativa, aprobada en forma de resolución no obligatoria por el Senado, ha generado discordia entre distintos sectores.
Brache citó que si países como Israel, con la tasa de vacunación más alta del mundo (con más de un 60%), y Estados Unidos, han sido exitosos con la vacunación, “¿por qué no hacerlo nosotros?”.
Recordó que República Dominicana ha visto las pérdidas económicas e inmateriales y los sacrificios que ha tenido que hacer desde marzo del año pasado, cuando se reportó el primer caso en el país, para enfrentar la pandemia.
“Creo que es una responsabilidad ciudadana el hacerlo por el bien de todos. Debe hacerse por convencimiento de que al vacunarnos lo hacemos por nosotros, por nuestros seres queridos y por nuestro país”, recalcó el empresario.