Pasado casi un año del ascenso al poder del presidente Luis Abinader y su Partido Revolucionario Moderno (PRM), toca evaluar los resultados de esta parte de la gestión de gobierno, al tiempo de destacar sus aciertos y desaciertos.
Conviene significar, sin embargo, que este breve balance al periodo agosto 2020-agosto 2021, deberá siempre estar precedido por notas aclaratorias referentes a que las ejecutorias gubernamentales que se llevaron a cabo en ese lapso de tiempo, cargaron con la crisis sanitaria que representó la Pandemia del covid-19, así como con la crisis económica en que esta desembocó. Esto implica, a resumidas cuentas, que los aciertos alcanzados pueden tener una importancia mayor, en tanto que los desaciertos podrían estar previamente justificados, a excepción de aquellos en donde hubo una mano visible y/o decisiones desacertadas de funcionarios públicos.
Uno de los primeros aciertos que se pueden identificar del primer año de gobierno de Abinader, es la recuperación de la estabilidad política y social, lo que ha permitido mantener la certidumbre de los agentes económicos y de los inversores internacionales. En ese caso en particular, no se debe olvidar que, previo a las elecciones congresuales y nacionales correspondientes al 2020, se vivió una severa crisis política, tanto dentro de determinados partidos como entre los propios partidos del sistema, llegándose, incluso, a una división histórica en el seno del Partido de la Liberación Dominicana.
Otro acierto importante de la presente gestión de gobierno ha sido el mantenimiento de la estabilidad macroeconómica, sobre todo en el orden del control del tipo de cambio y de la inflación, a pesar de los deslizamientos que tuvo esta primera variable en medio de la crisis económica, y los sobresaltos que generó la segunda variable durante los primeros meses de este 2021.
En ese mismo sentido, cabe destacar oportunas decisiones de política monetaria que tuvo el Banco Central de la República Dominicana, con prudentes inyecciones de recursos al sistema, fundamentalmente para financiar a sectores productivos afectados por la crisis, y también para impulsar el consumo de las familias que perdieron sus empleos e ingresos.
De la misma forma, la política de reducción de gastos del gobierno, el plan de austeridad y, concomitantemente, la advertencia del presidente Abinader de que no permitirá corrupción administrativa en su gobierno, puede también colocarse como otro acierto de la presente administración. Pero el mayor acierto que este gobierno pudiera mostrar, es haber conseguido que el año escolar 2020-2021 se ejecutara, aun con todas las deficiencias y limitaciones que, de seguro, se identificaron.
La idea y práctica de que la justicia funcione sin la intervención del ejecutivo, lo cual se expresó con la designación de personas con probada independencia de criterios a nivel jurídico, y con los consecuentes sometimientos a la justicia de personas supuestamente vinculadas a actos de corrupción en el anterior gobierno, se puede colocar como otro importante acierto de la actual administración de la cosa pública. Puntos adicionales como aciertos se pueden encontrar, además, en el sector eléctrico, aun cuando todavía falta bastante para que se solucione este problema de manera definitiva.
Entre los desaciertos, quizás el más relevante se ubica en el manejo de la deuda pública, especialmente, la externa, la cual se ha expandido como porcentaje del producto bruto interno, a pesar de que, según se plantea, el gobierno ha tenido ahorros importantes como resultado del buen manejo de los recursos públicos. En definitiva, el balance de las ejecutorias del presidente Abinader, en este primer año de su gobierno, se puede catalogar como positivo para el país y sus ciudadanos.