La disposición final de los desechos sólidos, sin importar su composición química, representa uno de los principales retos de la humanidad. En algunos caos, por ejemplo, pueden tardar hasta mil años para degradarse. Su reutilización, además de disminuir el impacto ambiental, es un modelo de producción con grandes aportes a una economía circular.
La Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD) dispuso de dos planes estratégicos para la reutilización de residuos de la construcción y demolición y de los envases y embalajes plásticos, creando así una economía circular.
El plan contempla la prevención de la generación de residuos de envases y embalajes de plástico, la eliminación del littering o abandono de residuos y vertido incontrolado y el aumento de la valorización de los residuos de envases y embalajes de plástico a través del reciclado para la reducción de su depósito en el vertedero.
Además de la minimización de sustancias peligrosas utilizadas en la fabricación de envases y embalajes de plástico y la minimización de las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de la gestión de los residuos de envases y embalajes de plástico.
De acuerdo a un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la AIRD, se estima que, en 2020, se generaron 903,040.1 toneladas de residuos de envases y embalajes de plástico en la República Dominicana. El 44% del total estimado equivale a material plástico, unas 397,857.8 toneladas, de las cuales se recogieron el 8.7%, unas 34,756.9 toneladas.
El informe destaca que en República Dominicana hay alrededor de 37 empresas denominadas como recicladoras, de las cuales 26 se dedican a los residuos de plástico. “Pese a su denominación, muchas de estas empresas actúan como simples empresas de clasificación y, en su caso, compactan el residuo clasificado, con producción de balas con destino a la exportación”, puntualiza.
El estudio puntualiza que en la actualidad los plásticos se recogen, mediante circuitos informales, incluyendo la recogida que realizan los buzos en los propios vertederos.
“Lo que genera un evidente costo ambiental en las calles de las ciudades, ya que, como no hay separación en la fuente, los buzos abren las fundas colocadas por el generador en el sitio de almacenamiento temporal de un edificio o en la acera, dejando esparcidos en el lugar los restos de la basura que no tienen valor para ellos. Esto mismo provoca deficiencias en el sistema de recolección y barrido del ayuntamiento”, puntualiza.
El informe explica que el material plástico recuperado se empaca y se exporta para su reciclado fuera del país. “De esta forma, desde una perspectiva económica queda muy poco valor en República Dominicana, pues el residuo de envases y embalajes se vende con muy poco valor añadido, sin introducirlo en la cadena de producción”, indica.
Para la transición hacia un modelo de economía circular en República Dominicana, el informe enfatiza que hay que crear una economía de posconsumo lo más eficaz posible, luchar contra el littering y contar con un ecodiseño y otras medidas sobre el envase. Sugiere disminuir el uso de los envases de foam y las bolsas de un solo uso y de otros productos que se usan una vez y se desechan, como tenedores de plásticos.
Además de promover el uso de los biodegradables a toda escala, señala, “se debe promover que las empresas diseñen envases con un mínimo de impacto ambiental. Cuando sea conveniente debe promoverse la utilización de envases reutilizables y que contengan material reciclado”, dice el informe.