Por Peter Backman
La interrupción de la cadena de suministro global es el mayor riesgo que enfrentan las organizaciones hoy en día, superando el cambio climático en urgencia y el riesgo cibernético en alcance.
Múltiples factores jugaron un papel en la creación del escenario de riesgo actual, exacerbado por la pandemia. La escasez de combustible, la escasez de agua y alimentos, junto con la desaceleración de la recuperación económica, han creado un escenario difícil para que las organizaciones prosperen en la nueva normalidad.
Antes del 2020, la cadena de suministro era una constante para los propietarios y líderes de organizaciones. Siempre que todo funcionara sin problemas, la logística no era una de las principales preocupaciones de la alta dirección. Era el dominio de los gerentes de operaciones y de almacén (o, cada vez más, de socios logísticos externos).
Por supuesto, todo eso cambió el año pasado cuando la escasez generalizada y los retrasos afectaron a las empresas en todo el mundo y en todas las industrias. Desde entonces, la cadena de suministro se ha convertido en un tema prioritario en los niveles más altos de la dirección de las organizaciones.
El manejo de riesgo de la cadena de suministro es tan amplia y con tantas variantes, que las organizaciones deben comenzar por pensar en los riesgos de su cadena de suministro en términos de riesgos conocidos y desconocidos.
Los riesgos conocidos se pueden identificar y son posibles de medir, mitigar y prevenir con el tiempo. Los riesgos desconocidos son aquellos que son imposibles o muy difíciles de prever. Pero, sin importar cuales son los factores de riesgo, los efectos son constantes: interrupción de la continuidad del negocio.
La mayoría de los riesgos conocidos que podrían interrumpir sus operaciones se dividen en cuatro categorías generales: económicos, ambientales, políticos y éticos. Ejemplos de problemas económicos son la quiebra de un proveedor, una recesión o un paro laboral de un socio o una región de fabricación clave. Un ejemplo ambiental, puede ser un evento climático extremo.
Las organizaciones necesitan invertir tiempo en crear un equipo multifuncional de manejo de riesgo para catalogar los riesgos conocidos que enfrentan, creando un marco de gestión de riesgos para determinar qué métricas son apropiadas para medir el riesgo y cómo implementarlas para monitorearlas de cerca. Este grupo también debe identificar áreas grises donde el riesgo es confuso o difícil de definir (por ejemplo, niveles en la cadena de suministro donde no hay visibilidad). Este análisis puede determinar el tamaño y el alcance de los riesgos desconocidos.
Una vez que se establece un marco de gestión de riesgos, el monitoreo persistente es uno de los factores críticos de éxito en la identificación de riesgos que pueden afectar una organización. Las herramientas digitales que ahora tenemos disponible, han hecho posible identificar y rastrear los principales indicadores de riesgo incluso para las cadenas de suministro más complejas.
En la “nueva normalidad”, el éxito de las organizaciones dependerá de su capacidad y agilidad de integrar el manejo de riesgo en su gestión de negocio. Este 2022 se caracterizará por una mayor tendencia de integración de los escenarios de riesgos, creando posibles situaciones compuestas que presentarán enormes retos para la continuidad de negocio.
Esta es la oportunidad para los líderes de organizaciones de evaluar y fortalecer sus cadenas de valores y suministro de información, productos y servicios, que servirá en preparar la empresa para crecer y tener éxito en un contexto de incertidumbre.