[dropcap]S[/dropcap]in lugar a dudas, el tema que acaparará la opinión pública durante la primera mitad del año 2016 será el de las elecciones.
Por primera vez en más de 20 años -siendo 27 años la edad promedio en nuestro país, con más del 45% de la población no habiendo cumplido los 23 años de haber nacido- celebraremos elecciones presidenciales, congresuales y municipales de manera conjunta, por lo que para toda una generación de dominicanos, constituye la elección más importante que ha vivido el país.
Mediante las elecciones, los electores tienen la oportunidad de expresar su parecer sobre el rumbo del país, así como evaluar las propuestas de los candidatos a los diferentes cargos.
A pesar de que muchos opinan que el clientelismo y la compra de conciencias continúan imperando, no es menos cierto que el electorado ha tomado mayor conciencia durante los últimos años sobre la importancia de las propuestas de los candidatos al momento de tomar su decisión de intención de voto.
En este sentido, la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE) ha auspiciado debates electorales durante los últimos ciclos electorales. Estos debates les ofrecen la oportunidad a los electores de conocer las propuestas concretas de los candidatos a los diversos cargos electivos y, a su vez, permiten a los candidatos expresar sus ideas y planes directamente a los electores.
Para el año 2016, ANJE ha planteado la celebración de debates en los tres niveles electivos, con un enfoque en las ciudades de Santo Domingo y Santiago a nivel de las elecciones congresuales y municipales.
La importancia de los debates electorales televisados para la consolidación de la democracia no puede ser exagerada.
La televisión es un medio de comunicación masivo, de bajo costo, que permite que los candidatos y los electores se acerquen uno al otro. Por igual, el esquema de debates hace necesario que los candidatos tengan pleno conocimiento de los temas en la palestra pública y las soluciones que ellos plantearían para resolverlos, y es un antídoto al clientelismo imperante en el quehacer de política pública.
Sin embargo, resulta peligroso que aquellos candidatos que se encuentren liderando las encuestas decidan no participar en los debates, bajo el argumento de que “no tienen nada que ganar, y todas las de perder” si participan en los mismos.
Cualquier candidato que realmente crea en la democracia debe participar en los debates, y plantear sus propuestas e ideas en un escenario de igualdad de condiciones. Esperemos que se haga lo que nunca se ha hecho, y que todos los candidatos a los que se les ofrezca la oportunidad de participar en los debates de ANJE, así lo hagan.