El diseño de los destinos turísticos requiere de grandes esfuerzos y compromisos, que para ser sustentables ameritan una integración estatal, así como del sector privado y los comunitarios. Es por ese motivo que República Dominicana, a partir de su plan de recuperación del turismo y el enfoque basado en la sostenibilidad del destino Cabo Rojo – Pedernales ha apostado por la creación de los llamados “anillos de inclusión social”.
Esta nueva herramienta surge ante la necesidad de priorizar la contratación de mano de obra local, a partir de un sistema regulatorio que permita identificar la disponibilidad de puestos de trabajo acorde al perfil profesional de cada ciudadano y los requerimientos de los empleadores; oferta y demanda que serán gestionadas desde la Oficina Regional de Coordinación Laboral.
Los anillos gestionarían de manera formal el empleo, desde un concepto de cercanía a los proyectos turísticos con visión de captación en espiral de la mano de obra, empezando con los más cercanos, fomentando de manera especial la inclusión de las mujeres y jóvenes, hasta insertar a las comunidades del entorno del proyecto turístico en un encadenamiento productivo eficiente y rentable.
Este sistema iría vinculado con la formación técnico – profesional, la cual muestra señales de avances hacia la meta de los veinte mil técnicos, tras la graduación a finales de marzo pasado, a través del Infotep, de más de mil quinientos nuevos profesionales en áreas que van desde la construcción, hasta la guianza turística.
El proyecto turístico Cabo Rojo – Pedernales, debe empezar a verse con la visión de una propuesta regional, pues como ya han expuesto sus gestores, éste está basado en el turismo de inmersión, ese que motiva a los turistas a explorar y disfrutar del entorno natural, cultural e incluso gastronómico de los destinos que visitan. Tomando en cuenta este detalle, es entendible que la onda expansiva en la generación de empleos y bonanza también llegará a las provincias de Independencia, Bahoruco y Barahona, así como al extra radio, siempre y cuando sepan desarrollar una oferta complementaria atractiva.
Al analizar los indicadores económicos principales, de la región Enriquillo, nos encontramos con cifras altamente preocupantes, donde el 70% de sus pobladores se encuentran en un nivel socioeconómico entre bajo y muy bajo, mientras que la media nacional se sitúa en el 36%; en este mismo hábitat un 79% de los hogares están sin acceso a agua dentro del hogar, a pesar de que la meta nacional se mantiene en el 46%; así mismo, los hogares sin acceso a energía eléctrica en términos regionales rondan un 7%, cuando a nivel país ese mismo parámetro no supera el 2%.
Según el proyecto “Mi Frontera RD”, elaborado por MEPYD, con el apoyo de la Dirección de Desarrollo Turístico de Pedernales, entre otras entidades; el fomento de ese destino aportaría el cambio regional que se aspira, pues solo en su primera fase tienen previstas unas 4,700 habitaciones hoteleras, las cuales generarían una demanda de unos 10,300 empleos directos, potencialmente 27,500 indirectos; en ese mismo orden se evidenciarían resultados económicos muy esperanzadores, con más de US$41 millones de aportes anuales al fisco, unos US$117 millones de compras por año, generando un encadenamiento productivo de dimensiones nunca antes logrado en esas latitudes.
Los anillos de inclusión social ejercerán, sin lugar a dudas, un papel vital para que exista además de turismo, trabajo y una mejora en la calidad de vida para todos.