No se ha presentado una innovación en el mercado de capitales tan revolucionaria como el de las criptomonedas; pero a la vez, el reciente colapso de ese mercado ha desvelado que todavía es una herramienta de alta volatilidad. Como sabemos, las criptomonedas son medios de pago nuevos, concebidos e implementados en forma completamente digital y que no cuentan con el mismo respaldo regulatorio de las monedas tradicionales.
Otro elemento que distingue las criptomonedas respecto a los medio de pago “tradicionales” es que éstos son regulados y supervisados por un banco central. En tanto, para las criptomonedas, las transacciones son anotadas en una especie de libro contable en el ciberespacio, el cual se encuentra accesible a todos y no puede ser modificado por ninguna persona en particular. Asimismo, las criptomonedas son creadas mediante una serie de reglas matemáticas establecidas de manera taxativa, lo que algunos dicen también es un elemento que les da valor, a diferencia del dinero tradicional, que puede ser impreso por los países sin limitantes.
Todo lo anterior sirve para dar una especie de reseña sobre el porqué se ha creado el valor de las criptomonedas: las personas entienden que tienen valor porque su creación se encuentra desregulada y, por ende limitada, y esto en sí les da un valor intangible. Es decir, el hecho de que las monedas sean escasas es la razón por la cual tienen un valor, aunque de manera intrínseca, no tienen la posibilidad de ser canjeadas o respaldadas por un país.
El valor de las criptomonedas aumentó de manera estrepitosa durante el año 2021, llegando recientemente a superar un millar de dólares, un valor mayor al tamaño de la economía de España o de Corea del Sur. Sin embargo, desde ese entonces, los reguladores a nivel mundial han venido sonando la voz de alerta de que, ante la ausencia de regulación y sin contar con un valor intrínseco, el mercado de las criptomonedas podría sufrir variaciones.
Precisamente durante los últimos días, el mercado de criptomonedas ha sufrido importantes reversos, con algunas estimaciones calculando la pérdida de valor en más de 400,000 millones de dólares, quizás entre un 35% y un 45% del valor total del mercado. Esta caída también ha coincidido con una tendencia negativa en el mercado bursátil, producto de la inestabilidad e incertidumbre económica mundial.
Sin embargo, más allá de las tendencias generales, lo lamentable es que las criptomonedas, precisamente porque carecen de regulación y son sencillas de adquirir, fueron compradas por muchos inversionistas pequeños que no contaban con suficiente asesoría al respecto. En este sentido, las enormes pérdidas en el mercado de las criptomonedas parecen tener mayor incidencia entre inversionistas pequeños.
La posibilidad de que el mercado de las criptomonedas pudiera sufrir variaciones de precios importantes -y por ende, afectar el valor de las mismas- ha sido algo señalado desde los inicios de su creación. Ante este colapso, podemos observar de primera mano cómo la falta de regulación de este mercado reitera la antigua frase “caveat emptor”, y la necesidad de establecer mecanismos para evitar o paliar este tipo de fenómeno en el futuro.