No caben dudas de que los flujos de remesas internacionales constituyen un alivio económico para los países receptores e impactan positivamente a millones de familias que las reciben, sobre todo en la zona rural. En efecto, datos del Fondo Internacional para el Desarrollo Agropecuario (FIDA) indican que hasta 1,000 millones de personas en todo el mundo, es decir, una de cada siete, participan en el envío y recepción de remesas, y que cada año, 200 millones de trabajadores migrantes envían dinero a sus hogares, y 800 millones de personas se benefician de esos flujos.
Así también, datos del Banco Mundial reafirman la importancia de las remesas familiares al afirmar que las enviadas a países de ingreso mediano bajo, alcanzaron los US$605,000 millones en 2021, un 8% con relación a 2020. Otra información relevante con relación a las remesas, es que “los trabajadores migrantes envían, en promedio, entre US$200 y US$300 cada uno o dos meses”, es decir, un 15.0% de sus ingresos, pero también representando el 60% de los ingresos de los hogares que los reciben”.
Otro elemento interesante vinculado a las remesas familiares es que parte de su crecimiento sostenido a nivel mundial, se debe a la utilización de la telefonía móvil como mecanismo de realizar transferencias. Por ejemplo, el monto total transferido por esta vía, sin necesidad de utilizar una cuenta bancaria, se elevó en un importante 65% en 2020, alcanzando los 12,700 millones de dólares, ascendiendo luego a 16,000 millones en el 2021. Por igual, se afirma que más del 50% de las remesas se envían a hogares ubicados en la zona rural en todo el mundo, en donde reside el 75% de las personas pobres y que padecen inseguridad alimentaria. Un último dato relevante en esta parte, y según una publicación del FIDA, es que “aproximadamente el 75% de las remesas se destinan a compras de alimentos, así como a suplir gastos médicos y de escolarización”.
Es obvio que la pandemia del covid-19 demostró que las remesas familiares son resilientes a las crisis, pues comúnmente los trabajadores migrantes envían una mayor cantidad de dinero a sus hogares originales, para costear diferentes necesidades, tal y como se evidenció durante los años 2020 y 2021, período de mayor impacto de la crisis sanitaria, y de la crisis económica en que la primera derivó, pero también un período en donde en muchos países se estableció una cifra récord tanto de envío como de recepción de flujo de remesas.
En el caso de República Dominicana, la cantidad de remesas familiares ha tenido un crecimiento sostenido durante los últimos 11 años, con un aumento promedio anual de US$610.9 millones. Durante este período, el mayor flujo se logró en el año 2021 cuando se alcanzó la cifra tope de UIS$10,400 millones, superando en US$2,183 millones lo alcanzado en 2020. En ese mismo sentido, la tasa de expansión promedio anual de las remesas familiares, para el período 2010-2021, es de un 10.1%, incremento porcentual más elevado que el de la mayoría de los países de ingreso similar al nuestro.
Finalmente, se entiende que aun cuando el flujo de remesas a nivel mundial continúe creciendo, no volverán a alcanzarse los niveles del 2021, sobre todo porque ya la mayoría de las economías desarrolladas, han eliminado los programas de subsidios y aportes que benefician a migrantes y que explican, en cierto modo, el comportamiento hacia el alza de dichas remesas. No obstante, esperemos que República Dominicana, como país siempre bendecido, continúe contando con esta entrada de dólares, beneficiosa para la economía nacional.