[dropcap]L[/dropcap]a importancia que tiene la mujer en la sociedad ha cobrado fuerza en la mayoría de los países. La inequidad de género se ha convertido en un tema fundamental para el desarrollo económico y social a nivel mundial.
De hecho, dentro de la nueva agenda mundial de objetivos para el desarrollo sostenible 2030, la equidad de género es un pilar esencial.
República Dominicana no se queda atrás en la consecución de este tipo de objetivos. Según el censo más reciente (2010), las mujeres representan prácticamente el 50% de la población total.
Las últimas dos décadas han sido claves para la inserción de la mujer en el sistema educativo, un escalón fundamental para aumentar el rol social de las mujeres y el incremento de oportunidades en el mercado laboral. Según el Banco Central (BCRD), la tasa de participación laboral femenina ha aumentado de forma consistente en República Dominicana, pasando de 46.9% en el 2000 a 52.2% en 2015.
Si bien los cotizantes masculinos (para el mercado formal) es superior al número de cotizantes femeninos, el salario promedio de la mujer en el sector formal es ligeramente mayor, alcanzando en enero 2016 RD$20,479 mensuales respecto a RD$19,961 de los hombres.
Un área de especial sensibilidad a la hora de abordar el tema de género a nivel global es la integración de la mujer en el sistema financiero, ya que el acceso al crédito puede representar una barrera para el desarrollo de la mujer en otras áreas.
Al evaluar la data para República Dominicana, se observa que, en promedio, los hombres reciben más préstamos que las mujeres de las entidades reguladas, en la mayoría de las provincias, ocupando una media del 62% del total de la cartera.
Sin embargo, este resultado se ve afectado por la realidad de que los hombres tienen más préstamos comerciales. De hecho, mientras la participación de la mujer es 26% en préstamos a Pymes, en préstamos de consumo e hipotecario esta participación se incrementa a 39% y 42%, respectivamente.
Un dato importante es que la participación de la mujer fue un 52.4% en el micro-crédito en estas entidades al cierre de 2015. Así mismo el balance promedio en casi todos los instrumentos es ligeramente menor para las mujeres. No obstante, la participación de la mujer ha mejorado en los últimos años.
Es probable que este resultado sea el reflejo de la menor participación de la mujer en el mercado laboral. De hecho, cuando se comparan los balances respecto al tamaño de los empleados por género el resultado es diferente.
Si tomamos en cuenta la cartera de préstamos personales (consumo e hipotecario), por cada 100 mujeres laborando existen 44 préstamos, comparado con 32 para los hombres. Las mujeres presentan un balance promedio 10% mayor que el de los hombres al cierre 2015.
La mezcla de productos es también diferente. En el caso de las mujeres 37 de cada 100 pesos que tienen en préstamos corresponden a hipotecarios, 9 pesos están en tarjetas de crédito y 40 en préstamos de consumo. En el caso de los hombres, 30 de cada 100 pesos corresponde a préstamos hipotecario.
Esto podría reflejar la ponderación que otorgan las mujeres al bienestar familiar, es decir, poseer una casa propia, garantizar mejor nivel educativo para sus hijos, al igual que una mayor protección en términos de seguridad social y, en general, mantener un nivel mínimo de calidad de vida.
La historia en el ahorro es similar, a diciembre de 2005 las mujeres sumaron un total de RD$270,000 millones en cuentas de depósitos vs. RD$365,000 millones para los hombres.
Sin embargo, cuando analizamos en términos netos (depósitos – crédito) a diciembre 2015 son superiores para las mujeres, que alcanzaron RD$109,643 millones, frente a RD$99,272 millones de los hombres; es decir, 10% superior.
Participación de la mujer por tipo de crédito
Es importante resaltar que, si bien la mujer tiene una menor participación en la cartera por tipo de créditos, su tasa de morosidad es mucho menor que la de los hombres, en 1% aproximadamente, demostrando la responsabilidad financiera de la población femenina.
En los préstamos al consumo es donde más se evidencia la diferencia entre las tasas de morosidad por género, siendo para las mujeres de 3% aproximadamente y para los hombres el 4%.
En fin, la mujer sigue siendo un elemento importante para el sistema financiero, dado el grado de participación que ha cobrado en los últimos años en todos los ámbitos de la cotidianidad dominicana. No sólo se preocupan por sus intereses personales, sino por las del grupo familiar que les rodea, demostrando de esta manera mayor seguridad al momento de asumir cargas crediticias y emprender diversos proyectos.
En República Dominicana, las políticas públicas y privadas se orientan cada día más a la protección e inserción de la mujer; el Gobierno participa a través de ayudas sociales para el caso de madres en condición de pobreza; y desde el ámbito privado son cada día más los productos y servicios diseñados para las necesidades de las mujeres, que en condición de madres solteras o no, demuestran un mayor protagonismo en el desarrollo integral de la sociedad dominicana.