[dropcap]R[/dropcap]epública Dominicana es el motor económico del Caribe, pero no es el país de mayor tamaño ni población en la región. El país que reúne estas condiciones, además de tener una población educada, es Cuba.
Ahora que se vislumbra el fin del embargo impuesto por Estados Unidos a Cuba, el cual data, de una forma u otra, de hace 55 años, los sectores públicos y privados de República Dominicana deben prepararse para enfrentar esta competencia y, a la vez, aprovechar las oportunidades que pudieran presentarse.
Sin lugar a dudas que el desafío más importante que enfrentará nuestro país ante una eventual apertura comercial de Cuba será en materia de turismo. A pesar de que algunas cadenas hoteleras europeas cuentan con una presencia en ese país, los efectos del embargo han limitado su oferta en Cuba.
Sin embargo, el potencial turístico de Cuba es evidente para todos aquellos que participan en ese mercado. Como muestra de ello podemos resaltar que entre los acompañantes del presidente Obama durante su viaje de esta semana estará el CEO de la cadena de hoteles internacionales Marriott.
Cuba tiene el potencial de convertirse en un fuerte competidor de República Dominicana en este renglón, pero a largo plazo. Difícilmente lo podrá hacer a corto plazo debido a las cuantiosas inversiones requeridas para equiparar su infraestructura hotelera y de transporte a la que ofrece nuestro país. A pesar de ello, ahora es el momento de que nuestro país invierta para seguir mejorando la oferta turística y hotelera, para hacerle frente a esta competencia.
Otros renglones que podrían verse afectados por la competencia cubana son la agroindustria (tabaco, azúcar); atletas (peloteros cubanos excelentes) y en medicina, entre otros. Resulta clave que los actores en todos estos sectores tomen medidas para prepararse ante la apertura venidera.
No obstante lo anterior, la apertura del mercado cubano también constituye una oportunidad para las empresas dominicanas. Por ejemplo, la demanda de productos de primera calidad para incursionar en el mercado cubano será insaciable. Las empresas dominicanas que se aboquen a distribuir sus productos en Cuba podrán encontrar un mercado nuevo, con vínculos cercanos.
Para hacerle frente a los desafíos que representará la apertura de Cuba, así como también para permitir que nuestras empresas hagan uso de las oportunidades que pueden surgir, es necesario que los sectores público y privado trabajen en conjunto. De manera más específica, le corresponde al sector público adoptar medidas que fomenten la industria local y faciliten la exportación a mercados internacionales.