Los mitos en la antigüedad surgieron a partir de la necesidad de ofrecer explicaciones acerca de fenómenos naturales como la lluvia, el relámpago, la vida, la muerte, los astros, las enfermedades, entre otros. El mito nace, de ese modo, señalado por su función esencial, ofrecer respuestas respecto de lo que las cosas y el hombre son.
Tres características distinguen a los mitos antiguos, su origen colectivo, transmisión oral y autoría anónima, en contraposición a los del presente, que se construyen con intención definida, tienen autores unipersonales o institucionales, hasta se formulan por escrito y con base al conocimiento sustentado en ciertos datos, lo que permite que se acerquen a la posverdad por la distorsión y el manejo de sentimientos.
En el pasado, hasta cierto punto, los mitos como narrativas acerca de determinados sucesos inexplicables se justificaban ante la ausencia de conocimientos científicos y de medios para comprobarlos; pero en el presente la construcción de mitos oculta propósitos y esto se realiza a pesar de la disponibilidad de métodos, herramientas y demás recursos, en adición al conocimiento acumulado alcanzado, construido con el transcurrir del tiempo.
Ninguna sociedad ha escapado a los mitos, porque todas en su momento carecieron de conocimientos o el saber era insuficiente y defectuoso. En el caso de la República Dominicana, también tenemos mitos y parecen incontables y de toda naturaleza. Aquí le presento algunos de ellos como muestra.
- La mujer embarazada no puede desrizarse el pelo porque le hace daño.
- Los antojos de la mujer embarazada hay que dárselos, porque si no, le sale al niño.
- Si te pica la mano derecha es porque te va a entrar dinero.
- La cartera no se pone en el piso para no alejar el dinero.
En la economía dominicana, al menos cuatro mitos puedo mostrar en esta opinión, uno de naturaleza monetaria, otro fiscal y dos de tipo presidencial. Para desmitificarlos se requiere una postura crítica, estudiarlos, conocerlos, procurar datos y analizarlos con rigor para sustentar la refutación y presentar los resultados.
Mito 1 (presidencial): Estamos haciendo mucho más con menos
Así se expresó el presidente de la República el 27 de febrero de 2021, en ocasión de su primera rendición de cuentas.
Desmitificando el mito 1: La afirmación puede descomponerse en dos, pero solo basta con abordar la parte que indica con menos recursos y contrastarla con la evidencia que indica que, de agosto 2020 a febrero de 2023 el Gobierno ha gastado RD$2.77 billones, monto que la historia de las finanzas públicas no registra haberse erogado en tan corto tiempo, lo que demuestra que la presente administración es la que ha gastado más respecto a otros gobiernos en la historia.
Mito 2 (monetario): La inflación en Dominicana, luego de la pandemia, es importada
El argumento que presenta el Banco Central para la afirmación expuesta en el mito 2 es como esta: “La institución reitera que la evolución de los precios internos ha estado impactada por la situación de los mercados comerciales internacionales en el que se han generado cuellos de botella en las cadenas de suministro, combinado con aumentos sustanciales en las tarifas de los contenedores y fletes globales. Igualmente, han incidido otros factores externos, tal como el incremento de las cotizaciones de los insumos alimenticios y otras materias primas”.
Desmitificando el mito 2: Si la inflación es importada, ¿cómo es que el Banco Central afirma que ha utilizado política monetaria local para enfrentarla, al indicar que “el comportamiento descendente de la inflación obedece principalmente a que la dinámica inflacionaria continúa respondiendo favorablemente a la combinación de las medidas de política monetaria adoptadas por el Banco Central y los subsidios del Gobierno a los combustibles y al sector agrícola, junto al congelamiento de la tarifa eléctrica”?
En adición, la evidencia que muestra la inflación de los bienes no transables durante el 2021 hasta lo que va de 2023, -con incrementos de precios de un 10.49%, un 8.31% y un 6.45% interanual- testimonian que no está asociada al comercio exterior. La inflación alcanzó niveles muy superiores a la meta de un 4%, cuando registró un 8.5% en 2021, en 2022 un 7.8% y en lo que va de 2023 un 6.4%, con un componente nacional más que importado.
Alineado a los factores internos, se encuentra la expansión del gasto público, que en el 2020 se elevó sobre el 30% con la suman de aumentos en años siguientes, justo cuando la inflación comenzó a manifestar el crecimiento de los precios.
Mito 3 (presidencial): Hemos disminuido la deuda pública dominicana
El pasado 27 de febrero, el presidente Luis Abinader dijo: “La deuda consolidada respecto al producto interno bruto (PIB) cuando asumimos el gobierno en agosto de 2020 era de 61% y al cierre de 2022 fue del 59.1%”. Sin embargo, en la web del BC se publica que es 58.6%. En cualquiera de los dos números, lo cierto es que el dato muestra una manipulación.
Desmitificando el mito 3: El año seleccionado para la comparación no es representativo, habida cuenta de que en 2020 fue la pandemia. En el 2019, -año de normalidad- la presión de la deuda pública consolidada era de un 50.5% del PIB. Si equiparamos la presión de la deuda de 2022 con cualquiera de los datos mencionados, la deuda resulta mayor en 8.6 y 8.1 puntos porcentuales.
De todas formas, al elegir y comparar el saldo de la deuda a septiembre de 2020, que fue de US$51,945 millones con diciembre de 2022 (US$66,764 millones), se aprecia un aumento de US$14,869 millones, lo que evidencia que la deuda aumentó en vez de bajar.
Además, al manejar el PIB en dólares, este indicador creció por la apreciación del peso dominicano, la inflación y su propio crecimiento, y como esa variable es denominador en la construcción del indicador de la presión de la deuda, resulta que muestra una ilusión como si la deuda bajara, cuando lo cierto es que se ha elevado.
Mito 4 (fiscal): La deuda pública por déficit presupuestario genera inflación.
Desmitificando el mito 4: Muchos profesionales y políticos creen que el déficit fiscal -equivalente al presupuestario- es también causante de inflación en la economía.
El déficit presupuestario, en su fuente interna, fundamentalmente se financia de dos maneras, colocando y vendiendo bonos al público y al sistema bancario local.
Cuando los bonos domésticos se venden al público no crean inflación, porque el dinero en circulación no aumenta, al pasar de la gente al Gobierno y este termina gastándolo; en cambio, si son vendidos a la banca, puede ocasionar inflación, dado que estas entidades tienen capacidad de crear dinero por aquello del multiplicador bancario. En el caso dominicano un 16.5% del total de los bonos ha sido adquirido por los bancos, pudiendo crear inflación, pero su bajo monto es poco lo que puede presionar.
En la evidencia recabada, encontramos, que, durante los años 2008, 2012, 2016, 2017 y 2019, -años de normalidad económica- la deuda pública interna del sector no financiero mostró sus mayores niveles de aumento, llegando hasta a duplicar su saldo. Sin embargo, inflación se mantuvo dentro de su rango, al situarse entre un 1.70% y 4.52%, indicativo de una adecuada estabilidad de precios al consumidor.