Cuando una economía crece es bueno, pero también podría ser malo. ¿Cómo así? Cuando una economía mengua podría ser bueno, pero también tiene efectos negativos. Todo depende del punto de vista o ángulo desde el cual se mire o se esté. En todo caso, el crecimiento económico genera empleos y aumenta la demanda de bienes y servicios, incluyendo materia prima. Todo está encadenado.
La expansión del producto interno bruto (PIB) es el objetivo primario de cualquier administración del Estado. Este debe producirse junto al logro de algo que es todavía más importante: desarrollo humano o bienestar económico. Una economía puede crecer sin que ello se traduzca en una mejora en la calidad de vida de los ciudadanos. A esto es a lo que los economistas llaman crecimiento no inclusivo.
Hay actores en la economía global cuyo comportamiento no genera ni frío ni calor, es decir, nadie se da por enterado. Sin embargo, sí hay otros que son verdaderos protagonistas y de ellos pudiera depender el resultado de otros (o de la mayoría). El ejemplo más socorrido está en las economías de Estados Unidos, China, Japón y la Eurozona. Nadie puede negar que aquí es donde se toman las grandes decisiones económicas y que su comportamiento influye en los demás.
¿Por qué me refiero a este tema? Todos los bancos centrales alrededor del mundo han tenido que acudir a la subida de tasas de interés como forma de enfrentar la inflación, ya que es la principal variable económica que afecta a los más pobres. Esto, por supuesto, se hizo a sabiendas de que saldría perjudicado el crecimiento del PIB, lo que, a su vez, limita las posibilidades de generar valor agregado en la economía y empleos de calidad.
En su más reciente informe, el Banco Mundial rebajó el crecimiento de China al 4.4% para 2024, en contraste con el 4.8% que anticipó en su pronóstico de abril, en parte debido a la debilidad del sector inmobiliario. Aunque el crecimiento de la segunda economía del mundo se mantiene proyectado al 5.1% para este 2023, hay dudas de si se logrará.
La Eurozona y Estados Unidos tampoco van por buen pronóstico. El crecimiento se ha ralentizado por los efectos que la inflación está teniendo en la demanda agregada, es decir, en el consumo interno. Ya República Dominicana ha tenido que admitir que no crecerá el 4.25% estimado para este año, revisando su proyección a 3.0%, el cual tampoco será alcanzado, ya que apenas se ha llegado al 1.5% a agosto.
La cuestión ahora es definir si conviene o no que China o los demás crezcan menos. Cuando las economías más grandes crecen en menor proporción hay un lado positivo: la cotización del petróleo se estabiliza o tiende a ir a la baja, lo cual es ventajoso para nosotros porque lo compramos más barato. El lado negativo está en que una menor demanda de materia prima a nivel internacional nos afecta porque también somos productores de commodities, como oro, plata, níquel y productos de zonas francas que responden a la realidad del mercado.