Desde 2010, el acceso al agua y saneamiento fue reconocido por la Asamblea General de las Naciones Unidas como un derecho. Ese año se declaró que el agua potable limpia y la salubridad son vitales para el desarrollo de los seres humanos.
Sin embargo, en República Dominicana, solo 58% de la población accede a agua segura en términos de calidad y de continuidad del servicio, mientras que 9 de cada 10 habitantes urbanos usan agua embotellada como fuente de agua potable, una cifra que se reduce a 7 de cada 10 en áreas rurales.
De hecho, el 40% de los hogares más pobres gasta 12% de su ingreso en agua embotellada, detallan desde el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), quienes también alertan que el saneamiento conectado a alcantarillado es el menor de la región, con una cobertura urbana de apenas 20% en el país, cuando ese porcentaje aumenta al 53% en América Latina y el Caribe.
La cobertura de recolección de residuos sólidos, por su parte, es de 87% a nivel urbano y de solo 39% en zonas rurales. “La disposición de residuos es inadecuada y el 92% se destina a vertederos de cielo abierto”, sostienen desde el BID. Ante esas realidades, el BID plantean esas problemáticas como ejes centrales de sus inversiones y asesoramientos a nivel nacional.
En este contexto, el grupo BID ha estado trabajando en colaboración con otros cooperantes para implementar proyectos que fortalezcan el saneamiento y la gestión de residuos en el país.
Bajo la iniciativa de “Saneamiento resiliente”, el organismo internacional, en colaboración con Corea y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), ha llevado a cabo trabajos de saneamiento en las zonas costeras, beneficiando a más de 650,000 personas desde Boca Chica hasta Punta Cana.
Además, el BID Lab ha desarrollado un mecanismo que califican de innovador para aumentar las conexiones formales a los sistemas de alcantarillado, con planes de ampliar este resultado a través de un préstamo al Instituto Nacional de Agua Potable (Inapa), para aumentar el acceso de la población vulnerable a estos servicios en las zonas costeras.
En cuanto a la gestión de residuos sólidos, en conjunto con la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA) y AECID, ha emprendido la transformación del vertedero a cielo abierto Duquesa, uno de los más grandes del mundo. Esta iniciativa no solo busca evitar la contaminación del río Isabela, sino que también proporcionará instalaciones recreativas para los tres millones de habitantes del Gran Santo Domingo.
Además, en la Ciudad Colonial, el BID está modernizando la gestión de residuos sólidos a través de un proyecto piloto que introducirá camiones eléctricos en la recolección de residuos y promoverá el reciclaje dentro del sector hotelero, fomentando el pago por el servicio de aseo urbano.
Finalmente, con la iniciativa de “Economía Circular” liderada por el BID Lab, se ha logrado convertir el 90% de los residuos orgánicos de tres hoteles en biogás, mostrado la viabilidad de este modelo circular en el sector hotelero y promoviendo prácticas más sostenibles en la industria turística de República Dominicana