El empresario Juan Bautista Vicini Cabral (Gianni), nacido en Génova, Italia, el 7 de abril de 1924, se comportó como el más puro de los dominicanos desde que piso suelo quisqueyano. Murió a los 91 años, pero su legado quedó gravitando eternamente en el quehacer de algunos de los sectores económicos más importantes del país.
Su vida estuvo marcada por el trabajo continuo. Murió un lunes, a las 3:00 de la tarde, como señal de que su partida debía ser un día de faena. Lideró los negocios de la familia Vicini por más de 50 años. Sentó las bases para la continuidad al transformar la empresa en el administrador de activos de más importancia en el Caribe y Centroamérica.
Nacido de las entrañas de Amelia Cabral Bermúdez y Felipe Vicini Perdomo, trabajadores sin descanso en su natal Génova, supo llevar el apellido de sus progenitores. Fue el mayor de cuatro hermanos: José (Giuseppe), Laura y Felipe. Llegó a República Dominicana de meses en los brazos de su nodriza.
La muerte de su padre (1936) hizo que Amelia (su madre) fuera su mentora en todos los órdenes. Se le reconoce por haber formado su temple, enraizarle valores y orientar su inteligencia y desvelos hacia las mejores causas empresariales, ciudadanas y familiares. Se graduó Summa Cum Laude de ingeniero químico industrial en el Massachusetts Institute of Technology (MIT).
Tras su regreso al país en 1947, ya graduado, se inició como líder de las empresas familiares. Ahí demostró su fuerte amor al trabajo productivo y conciencia plena de su rol en la sociedad dominicana. A partir de 1961, tras la caída del régimen de Rafael Leonidas Trujillo Molina y el surgimiento de la empresa privada en el país, muestra su capacidad de trabajo, paciencia y olfato empresarial para las inversiones. Mantuvo en secreto su participación para poner fin a la dictadura. Se le conoció como “Mr. X”, lo cual fue revelado 25 años después.
Laura Amelia, José María y Felipe de Jesús compartieron con él todo el proceso de hacer de la industria azucarera dominicana una bujía dinamizadora, especialmente en tiempos en que la economía necesitaba de la generación de divisas para afrontar la crisis de los primeros años de la década. Su impronta ha merecido el reconocimiento de todo el sector privado.
Desde 1949 se convirtió en el administrador del Ingenio Angelina, en el que preservó la presencia de su tío José María Cabral Bermúdez. Se rodeó de eficientes colaboradores como Pedro Luis Santana Corominas, Juan Manuel Roso y de tantos otros que, pasados los años, recuerdan sus inagotables jornadas de trabajo, su prodigiosa memoria, su interés por los más mínimos detalles y, por sobre todas las cosas, la inefable calidad de su condición humana.
También con el apoyo de sus hermanos, se hicieron importantes inversiones para modernizar el ingenio Cristóbal Colón y Metaldom. Apoyó como capital semilla el Banco Popular. Realizó aportes para la creación de la Comisión de Comercio Exterior e Instituto Azucarero Dominicano (Inazúcar), el Banco Metropolitano y Cementos Nacionales.

También ofreció apoyo a la Fundación Dominicana de Desarrollo (FDD), a Acción Pro Desarrollo de Santiago, a la Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), a la Fundación Universitaria Católica, al Consejo Nacional de Hombres de Empresa, a la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD), a la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD), a la Asociación Dominicana de Hacendados y Agricultores, al Patronato del Teatro Nacional y a la Fundación Manuel del Cabral. Sus huellas de visionario quedaron en otras tantas entidades.
Testimonio
Fernando Ferrán, quien trabajó por muchos años con los Vicini, en un escrito que elaboró para el digital Acento, narra: “El Jefe mandó a buscar al joven don Gianni y expresó su deseo de comprarle sus ingenios azucareros. Don Gianni respondió como siempre, de manera pausada y cortés, a ese deseo expresando su satisfacción y de inmediato solicitó al Jefe que le permitiera viajar a Italia donde consultaría con sus socios respecto a cuál debía ser el precio de esas propiedades. Desconociendo el engaño, Trujillo accedió complacido. ¿Dónde estaba el engaño? Pues nada más y nada menos en que la familia Vicini no tenía socios, cosa ésta que desconocía el Jefe pero de la cual se valió don Gianni para ganar tiempo y salir del país”.
Juan Guiliani Cury, en un escrito para Listín Diario, afirma que la bondad de don Gianni era la de la extrema sencillez de su personalidad, jocosidad y exquisito don de gente.
“En ningún momento se le vio cabalgar por el camino de la arrogancia, el exhibicionismo y la prepotencia. Manejaba su pequeño vehículo muchas veces sin chofer. Ejercía su obligación ciudadana en las mesas electorales sin guardaespaldas, ayudantes ni acólitos a su alrededor”, narra Cury.
Responsabilidad
Darle continuidad a su legado está hoy sobre los hombres de sus hijos Felipe Augusto, Amelia Stella y Juan Bautista Vicini Lluberes, procreados con Alma Stella Lluberes Henríquez, con quien se casó en Nueva York.
El presidente Leonel Fernández entregó en 2008 la condecoración de la Orden del Mérito de Duarte, Sánchez y Mella a Vicini Cabral, en el grado Gran Cruz Placa de Plata. El acto fue en ocasión de haber seleccionado a Gianni como “Agroempresario del Año”, por la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD).
Al entregarle el mayor reconocimiento del gobierno de República Dominicana, según información de la Presidencia, se destacó sus cualidades de empresario visionario, heredero de un legado de emprendimientos que han contribuido al desarrollo del país.
Al entregar los negocios familiares en 2007, se incluía inversiones en turismo, bienes raíces, servicios financieros, energía, industria, alimentos y bebidas, retails y medios de comunicación.
En la actualidad, bajo el liderazgo de Felipe A. Vicini Lluberes, presidente ejecutivo, INICIA es un administrador privado de activos con inversiones y administración en la región NOLA (Norte de América Latina, excluyendo México).