El fin de la Unión Soviética en 1991 no solo marcó la disolución del bloque eslavo, sino que también dictó la caída de la censura y la apertura de estos países hacia el resto del mundo. Esta, para bien o para mal, provocó cambios radicales en sus pueblos. Al verse libres de tránsito aquellos que durante tantos años fueron prisioneros del régimen, quisieron lanzarse afuera. Había más de la vida que solo Stalin y comunismo. La sed de conocimiento sobre el mundo que les rodeaba los envolvió. De pronto, civilizaciones antiguas como Egipto y Turquía fueron algunos de los tantos puntos que engatusaron a los rusos. República Dominicana, por supuesto, no se quedó atrás.
No es misterio para nadie que las condiciones demográficas de Rusia -que este año es sede del Mundial de Fútbol- y República Dominicana son completamente antónimas. Y por tanto, una vez estalló el turismo ruso en el país, las emigraciones hacia lo que concebían como el paraíso no se hicieron esperar. Una de las razones por las cuales se manejó con cierta facilidad fue el hecho de que al momento no se necesitaba visa para quedarse a vivir.
Hicieron de Puerto Plata y Punta Cana su hogar. No era muy difícil mantenerse económicamente, ya que el valor del rublo y del peso no estaba muy lejos uno del otro y muchos de los rusos tenían sus negocios en su patria mientras habitaban en suelo dominicano. Muchos de los que están en Sosúa son inversionistas o tienen alguna compañía de construcción. Así lo cuenta Ekaterina, una rusa que trabaja en Ocean Village, un proyecto de rusos que funciona desde 2006 en este municipio de Puerto Plata. Ekaterina dice que vino como invitada al país, y luego con la ayuda de un abogado logró establecerse.
“La comunidad rusa de Sosúa hace actividades para conocerse. Hacen encuentros culinarios, realizan actividades deportivas, colocan un stand de noticias sobre lo que va pasando allá. De igual manera les enseña a los dominicanos sobre Rusia, pues muchos creen que el país es solo Siberia”, expresa.

Kirill Zhukov es otro de los tantos rusos que hoy residen en el país y que primero llegaron como turistas. Su madre, su hermana y él vinieron a Juan Dolio, y fascinados por el clima, los paisajes y la vida más lenta y relajada que la que les ofrecía San Petersburgo, no tardaron en hacer los trámites para establecerse como ciudadanos. Al momento, Zhukov lleva 22 años en suelo dominicano y vive en Bávaro.
Él, quien habló con elDinero, señala qué tanto les fascina República Dominicana a los rusos por medio de una anécdota: “Estuve en un aeropuerto en Rusia y tenía destino a Georgia. En las manos sostenía mi pasaporte ruso y mi pasaporte dominicano, indeciso de cual de los dos utilizar. Una rusa me vio con el dominicano y eso armó una conversación que duró el vuelo entero (en este caso, dos horas)”.
Entre las cosas que menciona que les encanta a los rusos de República Dominicana es la cercanía a Estados Unidos que tiene el país. El hecho de que pueden ver carros estadounidenses ‘vuelve locos’ a los rusos. Señala que allá se considera una joya el Ford Mustang del 67.
Turismo
Según las cifras publicadas por United Nations World Tourism Organization acerca del 2015 en el periódico Russia Today, los rusos, que son unos de los turistas que más dinero invierten (posicionados en el puesto número seis), han dejado a un lado el turismo exterior y se han enfocado en el doméstico. Esto se da por la devaluación del rublo, ya que en la actualidad un dólar es igual a 63 rublos.
Acorde a la Unión Industrial de Turismo Ruso, la cifra de estos viajeros con destino a República Dominicana cayó por un 82.5%. Sin embargo, los viajes domésticos crecieron en un 20%. El periódico Acento publicó en 2015 un artículo donde se muestran las cifras del Banco Central contrastando ese mismo año con el anterior, y muestra que de 114,605 rusos que habían llegado en el 2014, la cantidad se disminuyó a 38,904.
Sin embargo, según los reportes de la Oficina Nacional de Estadística (ONE), en 2015 llegaron 71,572 rusos, siendo enero el mes con más entrada (13,140) y mayo el mes con menos (3,035).
No obstante, el turista ruso no pierde su prestigio. En su página, la Asociación Nacional de Hoteles y Turismo (Asonahores) explica que a pesar de que el país tiene como idioma oficial el español, el personal de los hoteles suele dominar inglés, francés, italiano, alemán y ruso.
Al momento que Zhukov habló con elDinero, llamó a uno de los mozos del restaurante Citrus para comprobarlo. El camarero pudo sostener una conversación básica. “Aquellos que trabajan en servicio saben al menos 10 palabras en ruso”, explica.
Comunidad y convivencia
Según el Consulado de Rusia en el país, la mayoría de los rusos se encuentran en Puerto Plata, Punta Cana y Santo Domingo. Sin embargo, se encuentran menos que antes. Nikolay Chernichenko, fotógrafo ruso de Moscú con 12 años en el país, cuenta que por la situación económica muchos se han ido.
Los rusos y los dominicanos no están tan lejos en cuanto a mentalidad como quizá se pudiera percibir. El moscovita señala que el dominicano es muy abierto y sonriente, y el ruso tiene una capa protectora por la manera en la que la historia los ha marcado a lo largo de los años. Cuando se encuentra con la amabilidad dominicana se pregunta: ‘¿por qué está siendo así conmigo?, ¿qué quiere de mí?’.
Explica que parte de esto tiene que ver con las cicatrices que las diferentes guerras le han causado al pueblo ruso. “En la Unión Soviética había un nivel de crimen muy bajo. Las personas dejaban las llaves bajo la alfombra y nadie se molestaba a entrar a robar. Luego de su caída, en los 90, hubo mucha delincuencia”, narra.
Menciona cómo a los rusos se les ha hecho difícil relajarse a lo largo de la historia, ya que Rusia fue un territorio llamativo para invadir para los turcos, persas, alemanes, franceses y otros pueblos.

Comenta que luego de que el presidente Vladimir Putin tomara el mando en 1998, el nivel de fechorías se redujo significativamente. Es por eso que aun cuando no todos están completamente felices con la manera en la que el mandatario ha manejado su gobierno, sigue siendo el político más popular.
No obstante, aclara que tanto el ruso como el dominicano es hospitalario y amable, solo que al primero le toma un poco más de tiempo desarrollar un nivel de confianza. Apoya la idea de que el clima afecta el humor de las personas. “La falta de sol y por tanto de vitamina D en Rusia no favorece nuestro humor”, bromea.
Según Zhukov, quien trabaja en Sunswing Vacations, las áreas que más atraen a los rusos para trabajar en el país son las operaciones de tours, agencias de viaje, alquiler de carros, inmobiliaria, planeación de bodas y fotografía. Hace hincapié en que los tours que se llevan a cabo en Punta Cana suelen incluir un recorrido por la Zona Colonial de Santo Domingo, ya que es uno de los destinos que más llama la atención.
Si pudiera elegir qué es lo que más le gusta al dominicano del ruso, diría que es el estereotipo. “El dominicano celebra eso del típico hombre rudo y serio. Hace de eso un chiste. Además, a los dominicanos les encantan las rusas. Usualmente hay más rusas casadas con dominicanos que rusos con dominicanas”.
Diádia (tío) Sasha
En Bávaro deambula un personaje al que le conocen como ‘el tío Sasha’, un hombre bastante entrado en edad, aunque eso no interviene en su fuerza de espíritu. Su cabello y barba, larga y canosa, muestran manchas amarillas en las puntas. No se le puede decir vagabundo. Eso implicaría que el ‘diádia’ (‘tío’ en ruso) no hace nada por su vida, y que espera que su supervivencia se mantenga a costillas de los demás. Este no es el caso.
“El tío Sasha es un hombre del cual no mucho se sabe. Se nota algo enajenado y sus historias sobre su origen tienden a sonar algo fantásticas”, explica Zhukov.
“Sin embargo, es trabajador, barre restaurantes y otros negocios para conseguir para comer. Si le dan dinero lo rechaza. Le gusta ganárselo”. Zhukov había dicho que no se puede señalar exactamente dónde se encuentra. A veces anda tocando en la playa, a veces está barriendo, a veces se le pierde de vista. Se le encontró sin realmente buscarlo en el restaurante Guacamole, barriendo, como no es de sorprenderse.
Tío Sasha lleva consigo una libreta con la cual le pide a cualquiera que se le acerque que deje algo de sí en ella. Puede ser un dibujo o un escrito. En ella se encontraban mensajes tanto en ruso, como en español e inglés. Algunos de ellos evidentemente de turistas: ‘hola, tío Sasha. Te queremos mucho tus amigos fulano y fulana’, y demás por esa línea.
Juzgando por los corazones que se veían en algunos de los dibujos, se deduciría que es un personaje querido. Y, ¿cómo no serlo? Sus ojos se muestran dóciles, les sonríe suavemente a quien se le acerca; le habla en ruso a cualquiera, suponiendo que de alguna manera podrán entender lo que cuenta. Por momentos se le entiende por las palabras en común entre el ruso y el español que suelen aparecer.
Oleada de estudiantes dominicanos en Rusia
En la década de 1970 y 80, hubo un auge de estudiantes dominicanos con interés de estudiar en Rusia. Muchos de estos venían de la Universidad Autónoma Santo Domingo (UASD) y se les prometió ser sustentados por el Partido Comunista Dominicano (PCD) con el único requisito de que dominaran el inglés.
Una de estas estudiantes fue Lucía Zimbrón Marchebout, quien actualmente tiene 55 años. Explica que al momento había un gran frente en contra del comunismo por el mando del entonces presidente Joaquín Balaguer.
“Era prohibido hablar de las tendencias comunistas. Quien hablaba era encarcelado junto con su familia. Se les negaba pasaporte y visa estadounidense. Para uno irse se iba en secreto a España, se llegaba a París y desde ahí se tomaba un tren a Kiev, en Ucrania. Para ir a Ucrania no se necesitaba pasaporte, sino no más portar la moneda”, señala.
Mundial de Fútbol
Según el Ministerio de Deporte de Rusia, el costo estimado del Mundial 2018 será de US$20,900 millones, la mitad proviene del presupuesto federal y el resto de inversionistas privados.
Sin embargo, los analistas advierten que esa cifra puede ser duplicada, con lo que se acercaría al costo que tuvo la organización de los Juegos Olímpicos de invierno de Sochi en febrero de este año, el cual llegó a US$51,000 millones.
De acuerdo a un informe de Standard & Poor’s, solo cuatro regiones administrativas rusas serían capaces de financiar estos gastos por sí mismas.