Lo sabemos, WhatsApp es un servicio de mensajería instantánea, pero se ha convertido en el espacio en el que compartimos contenidos con los amigos “de verdad”.
Es una de las conclusiones más interesantes del News Digital Report 2018, una colosal investigación realizada por el Reuters Institute de la Universidad de Oxford.
Con el auge de las noticias falsas, el declive de la confianza en los medios de comunicación, en Facebook y las redes sociales en general (con excepción de LinkedIn), WhatsApp va en alza como medio para compartir noticias, junto con otros servicios de mensajería instantánea.
La opinión pública ya no es el resultado de la opinión publicada sino de la opinión compartida. Kevin Kelly, cofundador de la revista Wired, citado en el estudio señala: “La verdad ya no es dictada por las autoridades, sino la que es compartida entre colegas”.
No nos apetece enzarzarnos en debates en las redes sociales “públicas” con desconocidos, y, aunque sepamos que todo lo que compartamos en WhatsApp eventualmente puede ser usado en nuestra contra, nos sentimos como si estuviéramos compartiendo en una red social privada. ¿Acaso no es esa la sensación que experimentamos, por ejemplo, cuando estamos en un grupo de chat?
El estudio, que se publica por segunda vez, investiga los comportamientos de las audiencias en el consumo de noticias a través de una encuesta online realizada en más de 15 países de los cinco continentes, las cuales fueron aplicadas a los jefes de las áreas informativas, editoriales y comerciales de los principales medios en esos países, los presidentes ejecutivos y líderes digitales.
Cuando las empresas y los políticos reparen en la tremenda capacidad de WhatsApp, para viralizar contenido creíble, seguramente que lo inundarán, pero cuando eso venga a ocurrir ya nos estaremos moviendo a otra forma de congregarnos, de compartir y de creer.
Si algo hemos aprendido en esta sociedad líquida es que nada es definitivo, todo es cambiante y ningún cambio es de largo o siquiera mediano plazo.
Otros de los cambios reseñado por la investigación que me han sorprendido es que el público consumidor de noticias prefiere el texto al video. Relea bien: el público consumidor de noticias.¡Recorcholis! (Ya me sentía yo como un dinosaurio).
La preferencia por el texto se debe a que con el video el usuario pierde el control: no siempre puede abrir o escucharlo, tiene que esperar para suprimir el anuncio de introducción o que el video se desarrolle hasta llegar al corte que le interesa.
Reuters Institute mide por primera vez la “alfabetización noticiosa” y resulta que los alfabetizados preferimos el periódico a la televisión, y mientras la marca es más fuerte y con mayor tradición, más apreciamos su contenido.
Los diarios tienen con ese nicho una oportunidad, pero ojo, que ese mismo público es el más escéptico y consume varios medios a la vez para conformar su opinión propia.
Y una cosita más, el estudio “descubrió” que no nos gustan que nos envíen tantas notificaciones.