Por Ruddy Santana
Por el lado del diagnóstico, la evaluación de la economía dominicana presentada por la misión no tiene grandes sorpresas. Varios analistas habíamos indicado que la economía experimenta desde el final del 2010 una caída continua de su crecimiento, lo importante es que la misión destaca que el origen de ello es la desaceleración de la actividad económica del sector privado, cuyo efecto negativo sobre el crecimiento no ha sido mayor gracias a la intervención del estado vía un aumento del gasto. Es decir, aunque el déficit ha sido criticado, sin él la economía solo hubiese crecido entre 1% y cero este año.
Por el lado de las recomendaciones, la opinión de la misión de que “En el frente fiscal, la meta debe ser reducir el cociente de deuda pública a PIB a cerca del nivel observado en 2007-08 antes de la crisis global…” es algo sencillamente descabellado. El Fondo pretende que el gobierno actué como si la crisis ya ha pasado, lo cual es desmentido todos los días por lo que ocurre en EUA y en Europa. Si tomamos en cuenta que la política monetaria expansiva no ha podido motorizar el crecimiento, esta recomendación del Fondo implica cerrar una de las pocas alternativas que tiene el estado para contrarrestar la desaceleración de la economía. A la caída de la actividad económica del sector privado se uniría otra de parte del estado y ambas llevarían la economía a una segura recesión.
El hecho de que el año entrante entrará en vigor la reforma fiscal, hace aun más desatinada la propuesta del Fondo, ya que ha de esperarse que dicha reforma merme el crecimiento. La propuesta del Fondo nos colocaría en la ruta que conduce a la situación que hoy vive España, donde se ha estado haciendo precisamente lo que ellos están proponiendo: cortando gastos, reduciendo deuda y aumentando impuestos.
El Fondo exagera los riesgos de la deuda del gobierno, ella pude aun ser utilizada como medida contra-cíclica siempre y cuando su crecimiento se dé vía préstamos blandos, lo cual es posible obtener gracias a las bajísimas tasas de interés que existen hoy en día.
Finalmente, las autoridades monetarias deben estar alertas a fin de salirle al paso a un posible aumento de la dolarización de los balances de los bancos.