Santo Domingo.- La buena tasa de crecimiento (7.1%) experimentada por la economía dominicana durante el año pasado se ha quedado corta en la lucha contra la pobreza y la generación de bienestar, las metas que al final se persiguen con el crecimiento, según los economistas Miguel Ceara Hatton y Franklin Vásquez.
Para empezar, Ceara Hatton observa una incapacidad de la economía para generar la cantidad de empleo acorde con sus elevadas tasas de crecimiento. Y es que los sectores productivos emplearon a 181,000 nuevas personas, mientras que el número de personas adicionales que demandaron un trabajo fue de 184,900. De manera que los puestos adicionales no fueron suficientes para responder al incremento de la población en condiciones de trabajar, sin contar aquellos que se encontraban desempleados previamente. Hubo 350,000 que no consiguieron fuente de ingresos.


“Uno se pregunta cómo es posible que un crecimiento tan grande de 7% no haya generado el empleo necesario. Es decir, el nivel de ocupación creció alrededor de un 4%, por lo que ese crecimiento no se traduce en bienestar”, afirmó.
Otro de los elementos que lesionan el bienestar colectivo es el rezago de los salarios, los cuales han decaído cuando se calculan en términos reales.
“Ya se sabe que durante las últimas décadas la economía dominicana ha crecido en promedio 6% y, obviamente, eso dice mucho de la fortaleza de la economía. Sin embargo, el problema básico es que ese crecimiento no se refleja en la generación de empleo”, según Vásquez, quien resalta que los principales sectores que han impulsado ese crecimiento no son los que agregan mayor valor a la economía.
Para Vásquez, resulta preocupante el descenso del peso de la industria en la economía, un sector que genera empleo y es capaz motorizar los demás sectores. Este espacio ha sido ganado por los servicios. “En el comercio y los servicios no hay valor añadido”.
El economista también mostró preocupación por la baja capacidad de generación de empleo formal, la cual no se corresponde con la creciente oferta de fuerza de trabajo de parte de los egresados universitarios. “El mercado laboral es rígido y tampoco ofrece el nivel salarial que compense el precio de la canasta familiar”.
Para revertir esa realidad, sugiere revisar la estructura productiva dominicana, para que el crecimiento se traduzca en empleo y bienestar.