Hay un hecho irrefutable: el coronavirus covid-19 ha trastornado todos los pronósticos y los mercados. Ante el inevitable impacto en la economía del coronavirus, declarado pandemia por la Organización Mundial de Salud (OMS), las perspectivas económicas de las naciones más grandes de la región de América Latina pudieran deteriorarse más allá de lo previsto, según el Banco Central. Ya el mundo está en ascuas, como si fuera en un período de guerra.
La alarma jamás debe ser la opción, pero sí la precaución. Los países deben tomar decisiones valientes y a tiempo para resguardar la salud, primero, y luego la economía, entendida como el conjunto de actividades que mantienen la producción de bienes y servicios necesarios para suplir la demanda de los consumidores.
Ya no se discute el impacto del coronavirus, sino qué tan profundo será para algunos países, principalmente aquellos cuyo tamaño no les permite afrontar con recursos económicos suficientes el corte en el flujo de divisas. Aunque la salud debe ser lo primero, porque nadie se imagina un país en crisis sanitaria y sin capacidad para afrontarla, hay que estar en la obligación de tener que cerrar sus fronteras para evitar la propagación del virus.
En el caso de República Dominicana, cuyo sector turístico es fundamental para la generación de divisas y empleos, pero también para garantizar un encadenamiento productivo que multiplica los beneficios a la economía, el golpe puede ser mayor de lo previsto. Aún no se están sintiendo los efectos. Luego habrá que analizar el impacto en todos los demás sectores internos.
Muchos dominicanos en el exterior posiblemente se vean imposibilitados de enviar las remesas o quizá, en el mejor de los casos, disminuirán la cantidad enviada a sus familiares, lo que se traducirá en una caída del consumo interno. Si hay más desempleo es posible que haya más actos de delincuencia y suban las estadísticas de violencia. Quiere decir esto que esta virus ha puesto de cabeza todos los pronósticos que se habían hecho sobre la economía.
Los ingresos del Estado, a través de Impuestos Internos, también podrían verse afectado. Para nadie es un secreto que muchas empresas tendrán que pedir mora o algún tratamiento especial para pagar sus compromisos con el fisco. Y si el turismo baja, también lo harán los ingresos por este concepto. Hay que ser realista y sin pulsar el botón del pánico. El mundo está convulsionado, los mercados internacionales bursátiles se han caído, mientras se ciñe una contracción generalizada, pues las economías más grandes ya están cambiando sus proyecciones de crecimiento.
Si algo habrá de quedar como lección es que República Dominicana no puede descuidarse y dejar que sus principales fuentes de la economía dependan de factores externos. La soberanía alimentaria, aunque es importante, no es suficiente.