Muchos se preguntan, incluyéndome a mí, hasta qué punto podían los países prepararse y aminorar el impacto de esta grave crisis creada por la enfermedad covid-19 ocasionada por el terrible virus SARS-CoV-2.
Las dudas nos asaltan y tal vez con razón, sobre todo tomando en cuenta que el virus fue notificado por China el 31 de diciembre de 2019 a la Organización Mundial de la Salud.
¿Subestimaron los países la enfermedad o se confiaron? O tal vez los chinos no contaron toda la historia u ocultaron información sobre el verdadero impacto del covid-19 en términos de vidas e infectados. Y esta duda ha sido planteada en numerosos escenarios y en medios de prensa, ante el hecho de que el saldo de vidas humanas en China no llega al 4%. Para ser exacto la tasa de mortalidad es de 3.9% (calculada recientemente), cuando solo en la ciudad donde se produjo el brote inicialmente desde diciembre tiene más de 11 millones de habitantes o quizás fue tan exitoso el confinamiento que decretaron las autoridades chinas desde fines de enero en Wuhan, un centro industrial.
Hasta el martes, China ha tenido 82,758 infecciones por coronavirus desde el comienzo del brote, según cifras oficiales. Al menos 4,632 personas en todo el país han muerto, y la mayoría de los otros pacientes se recuperaron.
“Pero muchos creen que el número real de muertos es mucho mayor. Los oficiales de inteligencia estadounidenses dicen que debido a que los funcionarios de nivel medio en Wuhan y en otros lugares han mentido sobre las tasas de infección, las pruebas y los recuentos de muertes, incluso Beijing no sabe el alcance total del brote de China”, refiere una noticia publicada por The New York Times.
Precisamente la semana pasada las autoridades municipales de la ciudad de Wuhan, revisaron las cifras aumentando la cantidad de víctimas fatales en un 50% al agregar 1,454 muertes más, con relación a las 2,579 que había reportado originalmente para totalizar solo en esa ciudad 3,869, de acuerdo con publicaciones de medios de prensa chinos.
Las recientes estadísticas del impacto que esta cobrando esta enfermedad en vidas a nivel mundial son escalofriantes y sobrecogedoras. Y el pronostico en todos los países es muy desalentador.
Justamente el pasado miércoles 8 de abril, 76 días después de anunciado el confinamiento, China terminó el cierre de Wuhan, la ciudad donde surgió el coronavirus y un símbolo potente en una pandemia que ha matado a decenas de miles de personas. Pero la ciudad dañada tiene un largo camino por recorrer antes de que vuelva a la normalidad. La medida se produjo horas después de que China no anunciara nuevas muertes por el virus por primera vez desde enero, aunque persisten las dudas sobre la veracidad de las estadísticas de China, según reportó el periódico The New York Times.
Durante el programa “Estado de la Unión” de CNN, el gobernador de Illinois, J.B. Pritzker, proyectó que se esperaba el pico de su estado hacia fines de abril. Hasta el sábado, Illinois había reportado 10,000 infecciones y 250 muertes, y ha comenzado a establecer hospitales improvisados.
Pritzker acusó a la administración Trump de no reaccionar lo suficientemente rápido ante las advertencias de la gravedad del virus liberado por la inteligencia en enero y febrero.
“Si hubieran comenzado en febrero a construir ventiladores, preparándose para esta pandemia, no tendríamos los problemas que tenemos hoy y, francamente, morirían muchas menos personas”, dijo.
Un alto funcionario de la Casa Blanca advirtió en enero que una pandemia podría poner en peligro a millones de estadounidense.
Peter Navarro, asesor comercial del presidente Trump, el mes pasado durante una rueda de prensa de coronavirus en la Casa Blanca.
Un importante asesor de la Casa Blanca advirtió rotundamente a los funcionarios de la administración Trump a fines de enero que la crisis podría costar a los Estados Unidos billones de dólares y poner a millones de estadounidenses en riesgo de enfermedad o muerte.
La advertencia, en un memorando de Peter Navarro, asesor comercial del presidente Trump, es la alerta de más alto nivel que se sabe que ha circulado dentro del ala oeste mientras la administración estaba dando sus primeros pasos sustantivos para enfrentar una crisis que ya había consumido a los líderes de China y lo haría pasa a cambiar la vida en Europa y los Estados Unidos.
“La falta de protección inmunológica o una cura o vacuna existente dejaría a los estadounidenses indefensos en el caso de un brote de coronavirus en toda regla en suelo estadounidense”, dijo el memorando del Sr. Navarro. “Esta falta de protección eleva el riesgo de que el coronavirus se convierta en una pandemia en toda regla, poniendo en peligro la vida de millones de estadounidenses”.
Esto ocurrió durante un período en que Trump estaba minimizando los riesgos para los Estados Unidos. Más tarde continuó diciendo que nadie podría haber predicho un resultado tan devastador.
Navarro dijo en el memorando que la administración enfrentaba una elección sobre cuán agresivo sería contener un brote, y dijo que los costos humanos y económicos serían relativamente bajos si resultara ser un problema similar a una gripe estacional.
Pero continuó enfatizando que “el riesgo de un escenario de pandemia en el peor de los casos no debe pasarse por alto” dada la información proveniente de China.
En el peor de los casos citados en la nota, más de medio millón de estadounidenses podrían morir.