[dropcap]L[/dropcap]a economía informal es uno de los principales paliativos de las precariedades que enfrenta la población adulta y en ocasiones de menores de edad, cuando no pueden acceder a un empleo formal para abastecer al menos una parte de sus necesidades.
Las estadísticas oficiales son más que evidentes. De acuerdo con la Encuesta de Fuerza de Trabajo del Banco Central, el 56% de la mano de obra activa en el país trabaja en actividades laborales de informalidad.
El hecho de que los trabajadores informales representen más de la mitad del universo de empleados en el país, evidencia la importancia que tiene la informalidad en la economía nacional.
La informalidad se expresa de diversas formas: vendedores ambulantes, chiriperos, establecimientos comerciales con locales, pero que no están debidamente formalizados debido, principalmente, al exceso de burocracia para acceder a la formalidad y el posterior incremento de costos que representa para pequeños negocios.
Sin embargo, muchas empresas formales también fomentan la informalidad, pues tienen en esos hombres y mujeres a sus principales intermediarios comerciales.
Por ejemplo, los vendedores de tarjetas de llamadas son trabajadores informales que se nutren de la formalidad.
Otro ejemplo es el de las empresas productoras de ron, cerveza y cigarrillos, ya que gran parte de sus ventas se desarrolla en colmados que operan de manera informal en barrios de la capital y pueblos del interior.