Guatemala está entre los únicos tres países de América Latina que, en medio de la pandemia, que durante tres meses casi paralizó las actividades económicas, logró contener la devaluación de su moneda frente al dólar. Los otros casos son Costa Rica y Nicaragua, que la apreciaron en 0.7% y 0.9%, respectivamente. Sin embargo, cada país tiene realidades particulares.
El caso de Guatemala se destaca porque su respuesta positiva al contexto económico, además, se da en un contexto en que la calificadora Fitch revisó su perspectiva crediticia de estable a negativa. Lo mismo le sucedió a Costa Rica, Ecuador, Bolivia, Argentina, Colombia y México.
“Varios países de la región han experimentado reducciones en sus calificaciones crediticias como daños colaterales adicionales provocados por el choque negativo que enfrenta el mundo ante esta pandemia”, destaca el Banco Central de República Dominicana al poner en contraste la devaluación de 3.7% que registró el peso dominicano entre diciembre de 2019 y el 13 de mayo de los corrientes.
¿Por qué Guatemala ha logrado contener la devaluación de su moneda en medio de la pandemia y con una rebaja de su calificación crediticia? Fernando Spross, investigador Asociado del Área Económica de la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (Fundesa), tiene algunas observaciones al respecto que compartió en exclusiva con elDinero.
En cuanto al tipo de cambio, explica que lo primero que debe tomarse en cuenta que es un mercado flexible el que funciona en Guatemala, pero administrado mediante intervenciones del Banco Central comprando o vendiendo dólares.
Adicionalmente, señala, existen varios factores, cuya combinación incide en la apreciación del tipo de cambio. Entre estas variables señala la reducción del déficit comercial, pues hasta el 30 de marzo, disminuyó en un 14% respecto al del año previo, lo que, según Spross, implica que se ha demandado menos dólares que en 2019.
Además, otro factor es que ha habido una menor demanda de dólares por la reducción en el precio de las importaciones de combustible, mientras que al mismo tiempo se registró una aceleración en el ingreso de divisas por remesas familiares durante 2019 y hasta febrero 2020. “Hasta finales de diciembre el ingreso de remesas creció 13% y hasta febrero 2020 la variación interanual fue de 19%, lo que causó un excedente de dólares”, explica el economista de Fundesa.
Contrario a lo que sucedió en República Dominicana, que las remesas crecieron un 17.9% en mayo con el ingreso de US$638.7 millones, en Guatemala ocurrió lo contrario. Estadísticas oficiales del país centroamericana señalan que abril el ingreso de divisas por concepto de remesas familiares registró un monto de US$691 millones (inferior al de abril 2019 en US$174 millones), que significa una disminución del 20.2%.
De acuerdo con el Banco Central de Guatemala, el ingreso acumulado durante los primeros cuatro meses de 2020 fue de US$3,080 millones, que significa un incremento de 0.3% de variación interanual (respecto a US$3.070.45 en 2019), crecimiento que contrasta con el observado durante el mismo período de 2019, en que llegó a 10.1%.
Informes oficiales destacan que el ingreso acumulado de divisas hasta el 21 de mayo fue de US$3,670 millones, lo que representa una caída de 1.7% con respecto al mismo período del 2019. Debido al impacto del covid-19, para fin de año se espera una reducción en el ingreso de divisas por remesas familiares de por lo menos 9%.
En cuanto a República Dominicana, el Banco Central indica que para el período enero-mayo 2020 el flujo de remesas que ingresó al país alcanzó los US$2,737.0 millones, monto inferior en US$133.3 millones (-4.6%) al registrado en el mismo período del año anterior, reflejando el impacto del covid-19 en la economía mundial, particularmente en los países donde se concentra la diáspora dominicana. La principal reducción se observó en abril, como en Guatemala, con un descenso de -32.5%, aproximadamente US$190.2 millones.
Spross señala que en lo que respecta a Guatemala, la intervención del Banco Central, aplicando la regla cambiaria, modera la volatilidad de la divisa, lo que hace que el tipo de cambio se mantenga estable.
“Guatemala es de los países de Latinoamérica mejor posicionado desde el punto de vista macroeconómico para enfrentar un shock como el actual. En ese sentido, las fortalezas tienen que ver con la estabilidad macroeconómica de larga data, mantener una política monetaria disciplinada, contar con una elevada liquidez en moneda extranjera (reservas internacionales elevadas), flujo de remesas elevadas (13% del PIB), una política fiscal prudente y un sistema financiero robusto y estable y niveles de deuda pública bajos en comparación con otros países (25% del PIB)”, destaca el economista.
En lo que respecta a las debilidades, señala que están los bajos niveles de inversión pública, carga tributaria baja (menos de 10% del PIB), limitado potencial de crecimiento económico (3.5% promedio), poca flexibilidad de la política fiscal, e indicadores de gobernanza y desarrollo humano bajos.
En Guatemala el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE), con año de referencia 2013 y en serie original, presentó una variación de -10.2% en abril de 2020 al compararlo con igual mes de 2019. Este resultado es inferior al 3.9% que se registró en abril de 2019.
Según el Banco Central de Guatemala, el comportamiento de este indicador estuvo influenciado principalmente por el resultado negativo de las actividades económicas siguientes: Comercio y reparación de vehículo, Industrias manufactureras, Actividades de alojamiento y servicios de comida; Enseñanza, Construcción y Otras actividades de servicios como las deportivas, de esparcimiento y recreativas, así como los Servicios personales.