Si bien es cierto, aunque el agua dulce parece un recurso abundante, en realidad es un bien muy escaso. Tan escaso, que tan solo representa un 2.5% del agua total del planeta Tierra, pero de ese 2.5% un 68.7% está atrapado en los glaciares; un 30.1% en aguas subterráneas y apenas un 0.4% en aguas superficiales (ríos, lagos, lagunas, humedales) y humedad relativa.
De allí esa consabida frase de que las guerras del futuro serán libradas para controlar el agua.
¿Cuál es la situación del agua en República Dominicana?
República Dominicana presenta un problema de cobertura y calidad del agua potable. Se estima que un 86% del sector urbano y un 52.5% del sector rural tienen acceso a agua. Pero de ese acceso, solo 70% cuenta con sistemas de cloración; 30% con sistemas de monitoreo y vigilancia de su calidad y apenas un 11% de la población urbana cuenta con un servicio continuo o permanente.
Estudios hidrogeológicos han llegado a detectar, a nivel nacional, coliformes totales y fecales, y enterococcus – causantes de infecciones urinarias y meningitis- en numerosas muestras de agua procedentes de pozos públicos usados con fines potables en las regiones suroeste y sureste del país.
Todo esto traduce en que básicamente el agua en República Dominicana no es apta para consumo humano; así lo han destacado Agencias Internacionales de Desarrollo como USAID en varios reportes, lo que obliga al 83% de los dominicanos a depender de agua embotellada con el enorme costo que ello implica para las economías de los hogares dominicanos. Un metro cúbico de agua embotellada representan más de RD$3,000.
A toda esta situación se agrega el tema de las pérdidas técnica y despilfarro de un líquido que se vende por debajo del costo de potabilización (RD$6.00 por mts3 de venta VS RD$36 por mts3 de costo de potabilización), lo que va en detrimento de las capacidades de mantener un suministro regular y confiable.
Todo forma de una cadena de eventos. La falta de recursos para mantener un servicio óptimo de suministro, obliga a los usuarios a contar con pozos que extraen agua de los acuíferos. Los acuíferos sufren básicamente dos problemas; los filtrantes de los pozos sépticos que están sobre ellos, mientras aquellos próximos a la costa, el llamado fenómeno de la intrusión salina.
En ambos casos se producen daños al acuífero que terminan contaminando los tanques de almacenamiento de los usuarios que se surten de él cuando el servicio de agua potable se ve interrumpido. Ya existen numerosas viviendas que además de verse obligadas a comprar agua embotellada, cuentan también con sistemas de tratamiento, bien sea para librarla de contaminación bacteriana o para ablandarla por el alto nivel de sales disueltas.
Para estos momentos, el lector ya tiene una idea más clara del grave problema entre manos; pero no hemos terminado allí; el 50% del agua potabilizada es desperdiciada. El consumo promedio diario de agua de un dominicano es de 325 litros diarios. Casi el doble del consumo de la media europea. Hay un enorme problema cultural y de concientización del valor que tiene el agua.
Por otra parte, todo el mundo reclama un servicio de calidad, pero no están dispuestos a pagarlo. Curiosamente existe disposición a pagar RD$70 pesos por un botellón de agua de 5 galones; pero habría resistencia ciudadana si se cobraran RD$70 pesos por 264 galones que es la cantidad que contiene un metro cúbico. Obviamente, si este fuera el precio, el uso del agua se haría de manera más consciente lo que contribuiría a que el líquido llegue también a más usuarios.
Adicionalmente, un metro cúbico a RD$70 pesos no solo acabaría con la necesidad del subsidio estatal, sino que habría capacidad para invertir en un mejor servicio.
Ahora bien, ¿qué hace falta para mejorar el servicio del agua?
Para nadie es un secreto que hay zonas de República Dominicana que materialmente no tienen agua y hay otras donde la sobreexplotación de los acuíferos se está traduciendo en un problema ambiental y de salud pública.
Una alternativa a esta situación está representada en los sistemas de desalinización de última generación. Existe entre los expertos del área un convencimiento de que la desalinización es un proceso inviable para el suministro de agua potable; olvidando que hay países como Israel que han logrado su progreso y desarrollo con base a agua desalinizada; lo que los ha llevado a desarrollar importantes avances en esta materia.
Desde 1965, IDE TECNOLOGIES, empresa israelí especializada en sistemas de tratamiento de aguas, ha desarrollado tecnología de desalinización capaz de llevar su costo por metro cúbico a por debajo de los US$0.60 por metro cúbico gracias a su bajo consumo energético y la no utilización de químicos.
Es una tecnología tan atractiva, que IDETEC diseñó, construyó y opera la desalinizadora más grande del mundo, con una capacidad de 624 mil metros cúbicos diarios de agua, ubicada en Sorek, Israel. También fue la responsable de la desalinizadora mas grande del hemisferio, ubicada en Carlsbad, California y que entrega a la ciudad 204 mil mts3 diarios.
Si bien es una tecnología que plantea una inversión más onerosa que las soluciones tradicionales, no menos cierto es que sus costos operativos contribuyen a un repago de la inversión en menor tiempo.
En definitiva existen soluciones a un problema que la actual administración ha señalado en reiteradas oportunidades como prioritario. Es cuestión de conocerlas y adecuarlas a las necesidades.