La pandemia elevará el déficit de liquidez de las empresas españolas cerca de los US$30,000 millones (€25,000 millones) entre abril y diciembre del 2020, hasta un total de US$273,241 millones (€230,000 millones), según los estudios del Banco de España, que reflejan también que un 68% de las compañías tiene problemas de liquidez en este ejercicio.
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha dicho este martes en un foro de APD que la respuesta política ante esta crisis ha sido “rápida y contundente”, a diferencia de lo que ocurrió en la de 2008, debido también a la mejor situación financiera de partida del sistema bancario en este momento.
Entre el segundo y el cuarto trimestre de este año el déficit total de liquidez del sector empresarial español ascendería a unos US$273,241 millones (€230,000 millones), US$29,698 millones más (€25,000 millones) que en el escenario contrafactual sin pandemia.
Además, un 68% de las empresas españolas presentarán problemas de liquidez en 2020, casi 10 puntos por encima de lo que hubiera ocurrido sin el covid-19, y alrededor de la mitad de las compañías registrarán pérdidas este año, especialmente en las de los sectores más expuestos a la perturbación, como hostelería, restauración, ocio y automóviles.
El gobernador ha señalado también que la economía está experimentando una recuperación “incompleta, desigual e incierta”, y añade que la política económica “no puede sostener indefinidamente” a empresas abocadas a una reducción estructural de su nivel de actividad sino que debería promover y apoyar la adaptación del sistema productivo a las nuevas realidades.
El Banco defiende que la segunda ola del covid-19 hará que la actividad económica en este tramo final del año y a comienzos de 2021 muestre un menor dinamismo que el anticipado en los escenarios centrales publicados hace unos meses tanto por el Banco de España como por el Banco Central Europeo (BCE).
Hernández de Cos cree que se debería evitar una retirada “prematura” de las medidas de apoyo al tiempo que pide a los responsables de la política económica que estén preparados para introducir estímulos adicionales si las perspectivas macroeconómicas siguen deteriorándose.
Hay que velar por que las medidas de flexibilidad no den lugar a demoras en el reconocimiento del deterioro efectivo de la calidad de las exposiciones crediticias, además de dar a los bancos los incentivos necesarios para mantener unos estándares crediticios adecuados, explica el gobernador.
El objetivo de los supervisores bancarios debería ser, en su opinión, evitar que la crisis actual provoque un daño grave al sistema financiero por la materialización de los riesgos, para lo cual apuesta por completar la Unión Bancaria con el fondo de garantía de depósitos europeo plenamente mutualizado.