[dropcap]L[/dropcap]a República Popular China hace 30 años se encontraba muy detrás en términos de desarrollo económico que varios países que hoy día son considerados en vías de desarrollo. A finales de la década de los 70’s la autoridades chinas decidieron abrir sus mercados de manera gradual como una forma de permitir mayores oportunidades tanto dentro y fuera de su territorio.
En tal sentido, a finales de los años setentas e inicio de los ochentas emprendieron una serie de reformas que les permitió crear zonas económicas para atraer inversión extranjera directa (IED); y permitieron a los agricultores vender sus excedentes en mercados abiertos.
Como resultado de todo el proceso de reforma económica llevado a cabo, China se ha transformado. Veamos sólo algunos indicadores recientes para darnos cuenta del empuje, posicionamiento e importancia en el mundo de hoy.
Sólo el 6.1% de la población vive por debajo de la línea de la pobreza; sus niveles de desigualdad arrojan un coeficiente de Gini de 0.469 de acuerdo a datos del Banco Mundial. En términos de la fuerza laboral más de 800 millones de habitantes de un total de 1,350 millones se encuentran en ese renglón.
Su PIB nominal es de US$10.36 trillones ocupando el segundo lugar luego de Estados Unidos. Es el país cuyo crecimiento económico promedio ha sido más alto en los últimos 30 años (9.3%). Ocupa el primer lugar como el que atrae mayor inversión extranjera del mundo. Es el mayor exportador del mundo con US$1.9 trillones, y segundo en importaciones con US$1.66 Trillones anuales. Entre 1996-2000 lograron aprobar más de 105,000 empresas extranjeras que les representó alrededor de US$300,000 billones.
En los últimos 25 años China se ha movido de ser una economía agrícola a una orientada a servicios y a la industria. En 988, el sector agropecuario representaba el 25.7% del PIB; hoy representa menos del 10%, espacio ocupado por servicios que creció del 30.5% al 40.1%. En términos educativos, en 15 años China ha superado a Estados Unidos en cantidad de doctores en ciencias e ingeniería dedicados a la investigación.
En cuanto a las finanzas públicas, su deuda representa el 24% comparada con casi el 93% de los Estados Unidos. Standard & Poor’s le otorga un rating de crédito AA tanto en términos domésticos como extranjero; y sus reservas en divisas extranjeras rondan los US$3.76 Trillones en el 1er semestre del 2015.
¿Cómo se pudo lograr este éxito bajo una transición de una economía centralizada hacia una abierta de mercado?
Varios factores fueron claves. Entre ellos, primero, el cumplimiento de planes quinquenales de desarrollo, que en la actualidad van en la ejecución de su 12vo plan de 5 años. Y segundo lugar la puesta en funcionamiento de una reforma fiscal implementada en tres fases.
En la primera fase (1978-1984) aún el gobierno no permitía la implementación de mecanismos de fijación de precios basados en el mercado; no obstante decidió aumentar los precios de los productos en escasez y disminuir los precios de aquellos en abundancia. De esa manera reducía las diferencias entre los precios establecidos y controlados por el gobierno con aquellos que las señales de mercado indicaban.
En la segunda fase (1985-1992) comenzaron gradualmente a permitir que el mercado definiera los precios de bienes y servicios. Se estableció un sistema doble de establecimiento de precios; aquellos precios de productos establecidos en la planificación estatal seguían siendo controlados, mientras que aquellos no establecidos en la planificación estatal se dejaban que la oferta y demanda establecieran su valor en el mercado. Para mediado de los 80’s había claramente una división en el sistema de recaudación de impuestos, donde se cobraba impuestos a las corporaciones.
De igual manera, el gobierno decidió incrementar las importaciones y la demanda doméstica, y reducir los impuestos a las exportaciones, no obstante aumentaba impuestos y las tasas de interés en el mercado doméstico.
En esa segunda fase se produjo un balance entre las acciones propias de la planificación centralizada con la de los mercados competitivos. Se incentivó la adquisición de la propiedad privada; y los gerentes de las empresas públicas les fue exigido que la manejaran bajo una lógica capitalista orientada a maximización de beneficios.
En la tercera etapa, comprendida desde 1992 hasta hoy se logró establecer la economía de mercado. El gobierno comenzó a vender acciones de sus empresas a la vez que mejoraba los mecanismos de gobernanza corporativa; redujeron los conflictos que se produjeron entre pequeños y grandes accionistas, brindando protección a los más pequeños, y se encaminaron a maximizar el valor de los accionistas de las empresas. Se dieron cuenta que el esquema de gerencia mixto público/privado incrementaba el valor de mercado de las empresas permitiéndoles un incremento de su liquidez.
En síntesis, ya para 1996, los precios del 93% de los productos al detalle, el 79% de los productos agrícolas, y el 81% de todas las materias primas eran establecidos por el mercado.
Visto todo lo anterior, además debemos resaltar la cantidad de inversiones Chinas en los países con los cuales tiene relaciones diplomáticas es enorme. Por ejemplo, en Sri Lanka, acaban de construir y financiar una planta eléctrica a carbón de 900 MW; En Etiopia están construyendo redes eléctricas, puentes, edificios, vías de tren, carreteras, dos hidroeléctricas que suman 550 MW, y un parque eólico de 204 MW; en Perú y Argentina están invirtiendo en infraestructuras eléctricas; en Kenia construyen edificios, avenidas, rieles de trenes; en Nicaragua el canal, y así decenas de países que están siendo beneficiados de este crecimiento económico Chino.
Solo basta recorrer las ciudades de Beijing, Shanghái, Hangzhou, Dongying entre otras para ver como ese país aún denominado en vía de desarrollo, en menos de cuatro décadas ha hecho las transformaciones necesarias para obligarnos a tener que decir que hay un dragón despierto y que el futuro está en China.