Se ha iniciado la cuenta regresiva, pues las energías renovables son el futuro próximo, hacia un mundo libre en emisiones de carbono. Uno de los principales actores en este compromiso es la Unión Europea (UE), quienes se han propuesto para el año 2050 lograr el cometido.
El crecimiento exponencial que registrará la energía renovable está de cara a nuestra realidad, ya que mientras avanza el tiempo, nos encontramos en una sociedad que necesitará más energía eléctrica, la cual de por sí demandará desarrollos tecnológicos como el big data o los carros eléctricos.
A inicios de este año 2021, luego de haber culminado un año 2020 tan caótico producto de la situación sanitaria mundial – Covid-19 –, ya se han podido ver indicios de este futuro inspirado en energías renovables, pues pudimos observar que el Energy Index (Índice de Energía Global) alcanzó un 138% en 2020, retrocediendo un 16% en este año, pero de igual manera, manteniendo un alto nivel de cotización.
Por ejemplo, el futuro de la energía verde es en todo caso incontestable y ha disparado los intereses de los inversionistas a nivel mundial, como en el caso de España, quienes ofrecen un nivel de rentabilidad a este tipo de inversiones, mucho más altos que cualquier otro país de la UE, que, de hecho, se prevé una oleada de salidas a Bolsa de energías renovables para los próximos meses y se suceden de forma incesante las compras de plantas solares y eólicas.
Goldman Sachs, banco estadounidense, cree que, en la búsqueda de los ganadores de este futuro en energías renovables, tendrán ventaja las compañías con diversificación tecnológica, capaz de hacer frente a la competencia de las petroleras en su transformación verde, como por ejemplo la Petrolera Total; con diversificación geográfica, que permita rebajar exposición a subastas cada vez más competitivas para obtener potencia.
La transición a estas energías renovables recibirá fuerte apoyo de uno de los fondos de inversiones más grandes en toda Europa, Next Generation, el cual será clave para el desarrollo de tecnologías prometedoras, como el almacenamiento de energía y la producción de hidrógeno. Los fondos de inversión pueden ser una buena partida para apostar por la transición energética con una visión más global.
La realidad es que hay que ser selectivos a la hora de hacer una inversión a futuro de este tipo, aunque lo renovable es el negocio del futuro, en el cual se estima que la demanda eléctrica crecerá hasta un 200% para el 2050, todo un revulsivo para una industria en la que apenas ha incrementado el consumo en la última década.