Cada día millones de empresas y personas en el mundo se suicidan financieramente, es decir, anuncian su incapacidad de solventar sus costos y gastos, así como de pagar las deudas acumuladas. En el caso de los negocios, el tránsito hacia la quiebra es una materia común, sobre todo bajo la condición de crisis económica por la que ha atravesado el mundo en el último año.
Por el lado de los individuos, casi siempre el déficit financiero se va acumulando paulatinamente, en la medida en que son incapaces de tomar medidas y acciones que, por una parte, permitan descubrir nuevas fuentes de generación de ingresos y, por la otra, reducir sus erogaciones hasta conseguir el equilibrio de sus finanzas personales.
En cualquiera de los casos, sin embargo, se revelan elementos que dan muestras de que no se ha sabido manejar el flujo de recursos, tampoco se han podido controlar los costos y gastos y, en el peor de los casos, se ha llegado a un nivel insostenible de endeudamiento, tanto desde el punto de vista del corto como del mediano plazo. Bajo este escenario, hacer conciencia de la situación es el primer paso para no caer en la bancarrota, impedir el daño la calificación crediticia y, por vía de consecuencia, limitar la perdida en la calidad de vida.
Para hacer frente a esta situación, podemos encontrar múltiples consejos que nos dicen la forma en que debemos gestionar nuestras finanzas para no caer en default. Pero lo cierto es que si no se aprende desde el dolor, jamás se encontrará una solución adecuada. Esto quiere decir, que muchos propietarios de negocios, y un porcentaje importante de las personas, precisan tocar fondo para entender que es necesario modificar la forma de hacer las cosas, que llegó el momento de que su vida de un vuelco, y de enfrentar la realidad económica en la que se ha sumido. Dentro de todo, se necesita reconocer que se requiere ayuda externa para, en primer lugar, entender y aceptar la gravedad del problema y, en segundo lugar, adquirir la voluntad de dar un paso al frente y recuperar su vida financiera. En ese sentido, comúnmente conviene atacar los dos frentes de la ecuación: los ingresos y los gastos.
En cuanto a los ingresos, la diversificación de las fuentes de recursos es un asunto prioritario en este tema, es decir, identificar cuáles trabajos adicionales puedo realizar y/o duplicar la cantidad de horas que se dedica a generar emolumentos. En lo que concierne a los gastos, se deben tomar acciones drásticas, tales como reducir la cantidad de veces que sale con amigos y relacionados, eliminar las compras compulsivas de cosas que no son necesarias, y limitarse en cuanto a la realización de viajes y excursiones.
A la par, diseñar e implementar un plan de pago de deudas le permitirá, también, establecer un período de tiempo en el cual usted recuperará su salud financiera y podrá, a partir de ahí, alcanzar un mayor bienestar de vida. Todo lo anterior pudiera parecer una verdad de Perogrullo, pero lo cierto es que a la mayoría de los individuos se les enseña a hacer cosas y a generar ingresos, ya sea por vía de un empleo o a través de crear una empresa, pero casi a nadie se le dice cómo gestionar mejor sus ingresos y gastos, que es lo mismo que administrar bien las finanzas personales y, por ende, evitar un suicidio financiero.