El Gobierno saliente de Ecuador espera que este 2021 se reduzca el déficit fiscal por debajo de los US$3,900 millones, lejos de los US$7,000 millones que tuvo finalmente en 2020.
“El año 2020 fue un año que sin duda resume la peor crisis en la historia económica de Ecuador”, dijo Mauricio Pozo, ministro de Finanzas, en una rueda de prensa sobre “los principales logros” de la gestión impulsada por el presidente Lenín Moreno, quien ha estado en el cargo desde 2017.
A cuatro días de traspasar el poder al centroderechista Guillermo Lasso, Pozo y otros ministros del llamado gabinete productivo pasaron revista a la situación del país, en la que sin ocultar la dificultad de las finanzas nacionales mostraron los avances realizados para frenar una estrepitosa caída.
En ese sentido, el ministro dijo que cuando asumió la cartera en octubre de 2020, en medio de la pandemia, “el déficit estimado (ese año) era de US$8,700 millones” pero finalmente “se redujo a US$7,000 millones, US$1,700 millones menos”, por una ligera recuperación.
Y agregó que para 2021 se proyecta “una cifra menor de US$3,900 millones de déficit”.
“No había ahorros, no había reservas y la imagen internacional no era la mejor. Con estos antecedentes, nos tomó esta pandemia mundial”, señaló al explicar los datos de gasto público.
Ecuador recibió el año pasado unos US$7,500 millones de organismos multilaterales para apagar sus incendios financieros, y de este se espera una recuperación pero aún dependerá de esas ayudas.
Pozo resaltó como otro logro “el resultado de la renegociación de la deuda externa, que permitió alivios de pagos para el país por US$16,452 millones en 10 años”.
Asimismo, “la suscripción del acuerdo marco con la DFC de EEUU para que el país acceda hasta US$3,500 millones; la presentación del programa de reactivación de micro, pequeñas y medianas empresas ‘Resurgimos Ecuador’, y la protección del sistema monetario del país con la aprobación de la Ley para la Defensa de la Dolarización”.
Ecuador, según ha confesado el propio Moreno, no deja a su sucesor “una mesa servida”, concepto ecuatoriano de liquidez y viabilidad financiera, pero sí una situación “transparentada” y “más ordenada” de sus cuentas.