“El éxito consiste en lograr nuestra realización como personas: dejar un legado de bien y una estela de buenas acciones”.
El papel que juega la mujer en los distintos sectores de la sociedad es evidente y el Derecho no es la excepción. Para la vicepresidenta del Área de Prevención de Lavado de Activos y Financiamiento del Terrorismo del Banco Popular Dominicano, Verónica Álvarez, las féminas que tienen un rol en la justicia representan “la búsqueda perpetua de una sociedad con igualdad de oportunidades”.
Sin embargo, falta caminos por avanzar. Por tal razón, la ejecutiva exhorta a prepararse “constantemente para dar lo mejor de nosotras y destacarnos por lo que somos, para ser mejores profesionales, madres, hijas, amigas, pero sobre todo, mejores seres humanos”.
Banca
Álvarez, quien se describe como una mujer comprometida, sincera y fiel a sus principios y valores, señala que se interesó por el Derecho porque es una persona conciliadora y vío la oportunidad de lograr acuerdos de voluntades y “velar por los mejores intereses de las partes”. En su caso, precisa, nunca tuvo como meta ser una abogada litigante.
Ha desarrollado su ejercicio profesional en instituciones financieras. “Ingresé a la banca recién graduada, como abogada junior, hasta escalar posiciones de directora legal y consultora jurídica”.
Como vicepresidenta del Área de Prevención de Lavado de Activos del Banco Popular es responsable de los Programas de Cumplimiento de Prevención de Lavado de Activos, Financiamiento del Terrorismo y Proliferación de Armas de Destrucción Masiva, así como de los Programas de Prevención del Soborno y de Cumplimiento FATCA.
Su mayor desafío en el sector lo enfrentó en el 2015 cuando lideraba desde el Comité de Prevención de Lavado de la Asociación de Bancos Múltiples (ABA) una serie de acciones y acercamientos con diversos actores del sector público y privado a los fines de propulsar los cambios normativos e institucionales que eran necesarios para que el país arribara con éxito a la cuarta ronda de evaluación del Grupo de Acción Financiera Internacional para Latinoamérica (Gafilat).
“Nuestra institución tomó participación activa, tanto en las mesas de trabajo de la Evaluación Nacional de Riesgo, como en las entrevistas de los evaluadores del Gafilat, lo que coadyuvó para que se reconociera el óptimo nivel del sistema financiero nacional en la materia, evitando con ello sanciones de gran impacto económico”, explica.
Para ella, lo que más le apasiona de su actual función es la “oportunidad que me brinda de ser creativa, de formar y ser líder de un equipo de profesionales capacitados y comprometidos, que siempre están a la vanguardia de las mejores prácticas de la industria en este sector”.
Obstáculos
Sobre los retos que ha tenido que enfrentar, destaca que mantener un equilibrio entre la vida laboral y familiar ha sido el más complicado.
Álvarez es una mujer de actitud optimista, que busca siempre el lado positivo de las vivencias y situaciones. Su familia es su faro para lograr el equilibrio. “Poder disfrutar de momentos de calidad junto a mis seres queridos, en especial en espacios naturales, donde podemos despejar la mente de la rapidez con la que llevamos el día a día, me da plenitud. Ejercer mi rol de abuela es una experiencia que voy abrazando en cada momento que tengo la oportunidad”.
Enlista el entusiasmo y la voluntad de aprender e innovar como motores que le permiten seguir creciendo como profesional. “Con mi equipo de trabajo siempre he mantenido una relación muy cercana y de grandes afectos, retándolos a un trabajo de excelencia y orientado a resultados”.
Paridad
La historia muestra que las mujeres han dado paso a que otras logren posicionarse como profesionales y referentes en su sector, Álvarez señala como representes dentro del Grupo Popular Engracia de Abate, Ilse Mena, Atlántida Pérez, Antonia Antón. Además, a su madre, Ana Caridad de los Santos. “Son un verdadero referente de excelencia profesional y laboral. Hemos tenido la oportunidad de contar con mujeres extraordinarias”.
Entiende que la sororidad es necesaria para que las féminas puedan superarse. “Las mujeres siempre han sido amigas, y muchas de ellas hermanas y compañeras de grandes batallas”.
“En mi trayectoria laboral la mayoría de mis supervisores han sido hombres, quienes siempre me han brindado un trato respetuoso, en igualdad de condiciones y oportunidades de desarrollo y crecimiento”, precisa.