Las emociones se reflejan en todo lo que hace una persona, incluidas las compras, el ahorro y las inversiones. Perder su control puede limitar el manejo adecuado de sus gastos, desviarse de sus metas financieras e incurrir en sobre endeudamiento.
La importancia de tener inteligencia emocional es identificar las emociones que más influyen al momento de tomar decisiones económicas, entre las que figura el miedo.
Esta sensación le puede hacer perder la perspectiva de oportunidades como realizar inversiones en negocios rentables o el mercado de valores por temor a sufrir pérdidas.
No se debe confundir esta emoción con un perfil conservador o control de la inversión, el ahorro o el gasto. Tener control de su dinero es vital. El problema está en que la falta de información o asesoría financiera le hacen tomar decisiones erróneas.
De igual manera, la tristeza, en muchos casos, suele ser un enemigo mortal de su billetera. Este sentimiento de dolor lleva a muchas personas a comprar bienes y servicios que no son necesarios, pero que por querer llenar ese vacío emocional recurren a adquirir “cosas” sin previa planificación.
La felicidad, lo opuesto a la emoción anterior, también pudiera hacerles tomar decisiones inoportunas respecto a sus ingresos. Esto debido a que pueden sentirse “dadivosos”. Y no está mal. El problema radica cuando se pierde de vista llevar el presupuesto “al pie de la letra” y se gasta más dinero de lo presupuestado.
El sentimiento de culpa suele ser un mal consejero de sus finanzas personales, ya que muchas personas recurren a gastos excesivos y recurrentes en regalos o dinero como una forma de “compensar” su falta hacia alguien.
El exceso de confianza es peligroso para sus finanzas. Esta emoción, contrario a lo que se cree, lleva a muchos a no proteger su dinero, caer en gastos y hacer movimientos financieros sin valorar los riesgos.
Cuando se minimiza el impacto que puede tener una decisión financiera, las consecuencias serán nefastas. Un optimismo saludable es bueno, pero se debe identificar cuando le cegar. Ponga los “pies sobre la tierra” y ajústase con sus posibilidades económicas.
Asimismo, está la envidia, ese estado mental o desdicha por no poseer lo que tiene el otro. Envidiar las pertenencias de los demás puede llevarlo a incurrir en gastos sin control, por querer llevar una vida similar.
Recuerde que los ingresos, necesidades económicas, metas financieras, deudas y compromisos monetarios son distintos en las personas, inclusive si tienen un mismo rango salarial y edad.
No olvide que “tener la cabeza fría” es vital al momento de ejecutar decisiones financieras inteligentes.
No permita que las emociones le pasen factura costosa a su billetera.
Pautas para evitar gastos emocionales:
1- Identificar las emociones que le hacen gastar demás y evitar decisiones económicas cuando las tenga.
2- Cambie sus malos hábitos de consumo y trate de eficientizar sus gastos.
3- Pague sus deudas y ahorre antes de gastar en asuntos innecesarios.
4- Edúquese sobre finanzas personales o asesórese con un especialista en el área.