El covid-19 ha sido, sin duda, una experiencia agridulce para la economía dominicana. Algunos dirán que más agria que dulce. Otros dirán lo contrario. Todo depende del color del cristal con que se mire y su posición en el escenario. Todos sabemos que hubo empresas que duplicaron su valor del mercado y que jamás hubieran logrado las ventas que les generó la pandemia.
Ahora bien, por más malo que sea un escenario, algo bueno habrá de tener. El ejemplo lo tenemos con el ingreso de divisas a la economía dominicana. El Banco Central informó que las remesas recibidas al cierre de 2020 superaron los US$8,200 millones. Es una cifra sin precedentes en la historia económica dominicana.
Si bien el turismo, dentro de la economía, ha sufrido la peor consecuencia de la crisis sanitaria, porque su principal fuente de ingresos son los turistas y nadie viaja en pandemia, también ha habido buenas nuevas que amortiguaron el impacto en la gente.
La caída en los precios del petróleo durante los peores meses de la pandemia, por el cierre de todas las actividades productivas; la oferta de alimentos a bajos precios porque cayó la demanda y una política monetaria expansiva, entre otras medidas como el apoyo del Gobierno a los sectores más vulnerables, se combinaron para “pasar lo peor de la tormenta”.
Y aunque es necesario relacionar el histórico ingreso de remesas con la política de subsidio del gobierno de Estados Unidos, también para mantener a flote su economía, lo cierto es que el mercado dominicano ha sido satisfecho ¿en demasía? con suficientes dólares para cumplir con sus compromisos externos (y quizá más).
Lo han dicho las autoridades del Banco Central: este mayor flujo de divisas ha permitido la acumulación de reservas internacionales en torno a los US$12,400 millones, aproximadamente un 14.7% del PIB y equivalentes a 7.4 meses de importaciones, superiores a las métricas recomendadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Esto, a toda luz, ha contribuido a que República Dominicana mantenga una posición externa favorable con perspectivas de obtener un menor déficit de cuenta corriente en 2021, en torno al 1.5% del PIB.
Este año, igual que en 2020, ha continuado el flujo de remesas marcando récords. En abril, por ejemplo, las remesas recibidas alcanzaron una cifra de US$910.8 millones, monto que supera en US$515.8 millones a las registradas en abril de 2020.
Es lógico recordar que abril de 2020 fue el peor mes para todas las economías. En lo que respecta a la nuestra, los registros hablan de una caída de un 29.8%. En los primeros cuatro meses del año ya las remesas sumaban US$3,459.5 millones, US$1,361.3 millones por encima del mismo período de 2020, lo que significa un 64.9% de crecimiento interanual.
El gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu, al dar a conocer el informe de la economía a abril de este año, reveló algo que confirma que ciertamente hay abundancia de dólares en la economía. “Los remesadores, para poder operar, lo que hacen es que salen a vender los dólares y nos los ofrecen a nosotros. Hay bancos que si nosotros no les hubiésemos comprado dólares, se hubieran ido de cabeza porque su negocio (de ello) es el manejo de los dólares y después que vienen las remesas, si no pueden darles los pesos a quienes les mandaron las remesas, entonces se les forma un tremendo lío”.
Estas revelaciones del principal funcionario encargado de la política monetaria de nuestro país, a propósito de lo que ha sucedido en el mercado de divisas, deben traer mucha certidumbre a los sectores económicos. ¿Y confianza? Eso depende de factores más sólidos y creo que la economía dominicana los tiene y los puede mostrar.