[dropcap]L[/dropcap]o que aparenta y que no es nada nuevo, tomando en cuenta las características socio-culturales de nuestra sociedad mencionadas previamente, es que a menos que el país implemente reformas educativas integrales no podrá ser exitoso disminuyendo significativamente los niveles de pobreza, exclusión social y aumentando la calidad de vida de sus ciudadanos.
La existencia de ciertas empresas que han logrado exitosamente acaparar el mercado nacional en una que otra industria o aquellas pocas que han logrado aumentar considerablemente su capacidad exportadora son un buen ejemplo, siempre y cuando se hayan apoyado de prácticas éticas, de superación de los negocios dominicanos. Pese a ello, este tipo de estructura de mercados en países en vía de desarrollo que presentan bajos niveles educativos no facilita un desarrollo económico integral de la sociedad.
Esto se debe fundamentalmente a que la masa poblacional, en el caso de República Dominicana, no ha logrado generar un valor de capital humano que le permita defenderse, desenvolverse y auto-superarse, es decir salir de la pobreza. Además, los elevados beneficios económicos logrados por estas organizaciones no se traspasan a la gran mayoría de sus empleados, los cuales se ven enfrentados a un mercado laboral con sobre demanda y de bajo nivel salarial. Esto a su vez afecta, sin explicación justificativa, el hecho de que no se le valore y retribuya a proporción a aquellos jóvenes con buena formación.
El mantener un sistema en que pocos tienen poder de mercado y la mayoría no logra superarse al no aumentar su valor en dicho mercado incrementa desequilibrios, prácticas monopolistas y mantienen una baja calidad de vida que perjudican a estos últimos.
Al fin y al cabo es un círculo vicioso que solo se puede invertir llevando a cabo en una primera etapa profundas reformas educativas que sean significantes al permitir la generación y aumento del valor de la calidad poblacional.
Algunos estudios como el de la PREAL o FLASCO han evaluado la totalidad o ciertos aspectos del plan decenal de educación 2008-2018. Estos resaltan que pese a que la mayoría de los objetivos sean apropiados, el cumplimiento parcial de estos, la falta de rigor y la poca información disponible sobre los procesos y resultados llevados a cabo hasta la fecha atrasan los logros en educación.
No obstante, los efectos en la sociedad que generan importantes reformas en este ámbito solo pueden ser notables en mayor plenitud en la próxima generación. Es por ello que no representa para la mayoría de hombres políticos del país una prioridad en su programa político.
Pese a ello, los que decidan invertir un mínimo del 6% del PIB además de recursos humanos e institucionales adecuados para implementar programas que fomenten la rigurosidad y razonamiento critico, serán considerados en la historia como aquellos que le dieron un giro al destino del país.
A partir de ahí es que el concepto de “reinversión educativa” se puede implementar exitosamente. Luego de que el cambio generacional permita lograr un incremento de productividad tal que se pueda reinvertir constantemente en mejorar la calidad poblacional y su condición de vida, abriendo así las puertas al desarrollo.