Este pasado miércoles, y de manera sorpresiva, el Comité Nacional de Salarios aprobó un incremento en los sueldos y salarios de los trabajadores dominicanos, el cual se haría efectivo en dos etapas, y estaría sujeto a una reclasificación de las empresas.
El promedio del incremento anunciado en los salarios, es de un 24,0% con aumento de un 19,0% en las grandes empresas, 59,0% en las medianas empresas, 20,2% en las pequeñas unidades productivas y un 11,0% para los trabajadores de las microempresas.
Según se estableció, este incremento salarial comenzará a regir tan pronto como este 16 de julio, en donde se pagará la primera parte del aumento, dejándose la segunda para el mes de enero de 2022. En el contexto de esta decisión del mencionado comité, los nuevos salarios a regir, por tipo de empresas, serán los siguientes: i) Grandes empresas, 21,000 pesos; ii) medianas empresas, 19,250 pesos; iii) pequeñas empresas, 12,900 pesos, y microempresas, 11,900 pesos.
Varias lecturas hay que darle a esta transcendental decisión impulsada, aparentemente, por el presidente de la República, Luis Abinader y, obviamente, del ministerio de trabajo. El primer enfoque es que ningún Presidente, en el pasado reciente, había estado a la vanguardia ni había azuzado discusiones alrededor de los salarios de los trabajadores, ni mucho menos que lo hiciera en medio de una crisis sanitaria, traducida en crisis económica, que ha afectado a todas las unidades productivas que hoy reciben la noticia.
La segunda lectura de esta decisión, es que no se tenían noticias de que se estuvieran llevando a cabo encuentros del Comité Nacional de Salarios, razón por la cual la sorpresa es aún mayor. Que el anuncio lo hiciera el propio ministro de trabajo es también una novedad, como lo es que no lo realizara el pleno del comité de marras, lo que envía un mensaje de que por ahí las cosas han empezado a cambiar. De hecho, si estuviéramos cerca de unas elecciones, se podría afirmar que es una jugada política.
La tercera mirada que hay que dar es alrededor de las posibilidades que tienen las Mipymes y las empresas grandes de asumir, en lo inmediato, este aumento salarial que se ha decidido. En ese mismo marco, llama la atención el elevado incremento de salarios que se ha planteado para las empresas medianas, de un 59,0%, lo cual no se sabe si es el resultado de un estudio, de los datos que tiene la DGII sobre las ganancias de este segmento empresarial en el último año, o de las expectativas de expansión de la economía que tiene el Banco Central.
En cualquier caso, y conociendo el desempeño regular de las Mipymes, se entiende que las pequeñas y las microempresas serán las más golpeadas por esta decisión que, se reitera, se produce en un momento en que aún faltan muchos empleos por crearse. Esto hará, probablemente, que se retrase el proceso de recuperación de los empleos perdidos por la Pandemia, así como imposibilitará que se creen otros nuevos.
Una conclusión y una duda se pueden sacar de todo esto. La conclusión es que con el aumento salarial se desmonta totalmente la aspiración de algunos “honorables legisladores”, de que se entregara, por anticipado, el 30% de los aportes que hasta este momento han realizado los trabajadores dominicanos a los Fondos de Pensiones. La duda, sin embargo, es si esta medida empieza a anunciar que se avecina la reforma fiscal.