Panamá, antes de la crisis del coronavirus (covid-19), era una de las economías más pujantes en la región latinoamericana. El crecimiento promedio en los últimos 10 años antes de la pandemia fue de 6.2%, cifra muy por encima de la media de Latinoamérica, que fue 2.0%.
Sin embargo, desde hace algunos unos años se venía registrando la desaceleración del crecimiento de la actividad económica y la aceleración del porcentaje de desocupación (11.3% a 3% y 4.5% a 7.1%, respectivamente), presentado en el periodo 2011-2019, que se traduce a una reducción en la tasa de expansión de 8.3 puntos porcentuales y un crecimiento en el desempleo 2.6 puntos porcentuales.
El año 2020 se considera un “cisne negro” por la crisis del covid-19, en el que la economía panameña cayó en 17.9% y la desocupación subió al nivel de 18.5%, cifras verdaderamente preocupantes.
Esto es resultado de la crisis que tiene un impacto importante en el mundo, golpeando una estructura productiva y empresarial con debilidades de larga data que se han visto acentuadas particularmente en los países de América Latina y el Caribe.
Esto nos lleva a la interrogante, ¿podemos recuperar el crecimiento económico de años anteriores? Y la repuesta, según el Centro Nacional de Competitividad (CNC), es sí, y también se puede lograr que el crecimiento sea sostenible. De acuerdo con un análisis de coyuntura del CNC, esto se puede alcanzar recuperando la productividad en Panamá.
El crecimiento económico del país, desagregados por los factores de producción correspondientes al empleo, capital y productividad los cuales, sumados, dan como resultado el crecimiento de la producción agregada de bienes y servicios o el Producto Interno Bruto (PIB).
En otras palabras, se refiere al crecimiento explicado por los factores de producción que se determina por la acumulación de capital (determinada por los niveles de inversión que se registran en la economía nacional, la cual se divide en inversión privada (doméstica y extranjera) e inversión pública, por el aumento del empleo mediante la creación o generación de nuevas plazas de trabajo y por la productividad o eficiencia con la cual esos factores se interrelacionan durante los procesos de producción y, consecuentemente, aumenta el PIB.
Según el CNC, esto se explica porque, a diferencia de los factores productivos capital y empleo, la productividad no tiene una barrera que le impida incrementar la producción agregada de bienes y servicios, ya que estará determinada por procesos muy distintos a la acumulación física como es el caso del capital y el empleo, los cuales dependen de la cantidad o flujo que registren en un período contable dado, mientras que la productividad se apoya en la eficiencia y en la mejora tecnológica.
También, según se aprecia en el periodo 2007-2019, la evolución de los aportes de cada factor se refleja que la desaceleración económica estuvo vinculada, principalmente, a la caída en el capital físico y la productividad y a la vez que el insumo trabajo se desaceleraba debido a cambios estructurales en el mercado laboral.
El debilitamiento del insumo trabajo provino de la baja escolaridad, insuficiente cobertura en educación y baja calidad e inadecuada formación para hacerle frente a las cambiantes demandas del mercado.
El estudio recordó que la transformación estructural se originó de cambios en el patrón de crecimiento y rigideces laborales. Los cambios estructurales emergieron al desplazarse los sectores motores hacia la logística, turismo y se incorpora la minería, reduciéndose el impacto de la construcción, comercio, manufacturas y agricultura en el crecimiento, aunque dichos sectores continuaron siendo importantes.
Los nuevos sectores motores requirieron mano de obra más especializada. La falta de competencias, junto con aumentos en salarios reales por encima de la productividad a partir del 2014, incentivaron el uso del capital físico.
Por lo tanto, la tasa de desempleo aumentó al 7.1% en el 2019. La tendencia a que el desempleo aumente continuará, a menos que se eleve el capital humano, mejorando la calidad educativa para impulsar aumentos de productividad en el insumo trabajo.
Para ello, será prioritario mejorar la calidad docente, especialmente en su formación, lograr la distribución de docentes en áreas geográficas de menor nivel socioeconómico y cultural para reducir la brecha de oportunidades, aumentar la escolaridad, mejorar la calidad de la educación pública para alcanzar los niveles de la privada, y resolver la falta de competencias a través de programas de adiestramiento y fortalecimiento de instituciones.
Ello permitirá mejorar la calidad del insumo trabajo, reducir la falta de competencias y aumentar la productividad de los factores de producción. También, el aumento de la calidad de trabajo o del capital humano, llevará a aumentar el valor económico de las habilidades profesionales y técnicas que tenga cada individuo.
Dicho valor económico es dado por el mercado, que en un principio es dado por la empresa, refiriéndose a la capacidad productiva que tenga el individuo, esto es basado por la formación y experiencia, aunado a la demanda y oferta del mercado. Para un agente económico productivo, contar con colaboradores de alta calidad es una ventaja competitiva.
El aumento de la productividad incide en el aumento de los salarios o de las remuneraciones, que se traduce en reducción de desigualdades, pobreza, de la mala distribución de los ingresos. Además, aumenta la recaudación fiscal y los ingresos del Estado, que se pueden usar para mejorar la calidad y la cobertura de los servicios de salud, necesidades básicas y otros aspectos que son necesarios para el desarrollo.
Para el CNC, es importante incrementar la productividad del insumo trabajo y esto se logra aumentando el capital humano a través de invertir en la educación y formación vocacional para la mejor utilización de la infraestructura y de los activos de producción requeridos en los diversos sectores que componen nuestra economía.
Algunos sectores emplean con requerimientos mayores en el nivel de escolaridad que otros, lo cual tiene un efecto en la productividad de los sectores o industrias.
En esta ecuación, concluye el CNC, mientras mayor productividad o valor genere un sector o industria, mayores pueden ser los salarios de los colaboradores, esto nos lleva a un ganar-ganar para todos. Es importante invertir en el capital humano, pues es el principal recurso de las economías, un país que mantiene su capital humano alto tendrá una ventaja competitiva permanente.