Bogotá, Colombia.- Mucho se ha dicho sobre las causantes del alza en el precio del dólar, que ya ha sobrepasado los $3,000 (moneda colombiana), y que en agosto pasado rompió la marca establecida en febrero de 2003 de 2,968.88 pesos colombianos.
Expertos señalan que la caída del precio internacional del petróleo ha sido determinante en el fenómeno, otros también consideran que la disminución en la inversión extranjera directa en Colombia ha impactado.
El economista y académico, Guillermo Perry, adiciona otros factores: la economía colombiana está creciendo menos, lo que ha provocado que “nos volvamos menos atractivos como destino de inversión, a lo que hay que agregar que el Banco Federal de Estados Unidos está emitiendo menos dinero y ha dado señales de que subirá las tasas de interés”.
Perry, quien fue economista jefe del Banco Mundial, también conversó sobre las grandes posibilidades que se tienen en los mercados asiáticos y puso de ejemplo a Chile, como país que ha aprovechado dicho destino para exportar.
Hay muchas versiones sobre las causantes de la subida del dólar. ¿En su opinión, cuáles son las causas?
Es una mezcla de cosas. Hay menos dólares porque se cayeron los precios del petróleo, del carbón, de los principales productos de exportación y, por ello, están llegando menos dólares por exportaciones.
Además están ingresando menos capitales que antes, en parte porque había muchos capitales que estaban llegando al sector minero-energético (petróleo y carbón), y ahora entran menos por los precios más bajos.
También estamos creciendo menos, lo que hace que sea menos atractivo venir a invertir en Colombia, a lo que hay que sumarle que la Reserva está emitiendo menos dinero y ya ha dado señales de que va a subir las tasas de interés.
¿Esta situación afecta a una parte y beneficia a otros, cómo ve el panorama?
Hay dos sectores, la industria y la agricultura, que en años pasados sufrieron mucho con el dólar barato y que ahora se benefician con un dólar caro.
Durante 12 años, la industria se estuvo quejando con razón de que la revaluación del peso le estaba afectando mucho.
Ahora el gobierno esperaba que la industria y la agricultura reaccionaran, de manera inmediata, ante esta tasa de cambio más competitiva. Pero la reacción ha sido más lenta de lo esperado, porque llevábamos mucho tiempo con un dólar barato y eso las debilitó demasiado.
Lo otro que es positivo del dólar más caro es que amortigua un poco el impacto que tiene la caída de los precios del petróleo sobre las finanzas del estado: el 25% de los ingresos (por concepto de impuestos de renta) procedían del petróleo y eso ha bajado drásticamente.
Sin embargo, la devaluación ha mitigado el impacto: Ecopetrol recibe menos dólares por exportación, pero valen más en pesos por la nueva tasa de cambio.
Usted insiste en que Colombia debe ser más competitiva. ¿Cuál es su propuesta?
Un llamado al gobierno y a los empresarios, porque ese tema de la productividad y la competitividad es ante todo del sector privado, de ponerse las pilas en ser más competitivos.
El gobierno tiene también una responsabilidad. Si no hay buena infraestructura, si no hay calidad en la educación, si hay muchas trabas burocráticas, si hay impuestos exagerados, sobretodo para las empresas, entonces se dificulta la competitividad en las empresas.
El gobierno tiene que corregir esas cosas. Está corrigiendo algunas como, por ejemplo, el atraso en la infraestructura, a través de proyectos como el plan de recuperación de ferrocarriles, las concesiones de carreteras de cuarta generación; todas esas iniciativas van a permitir reducir ese atraso, pero toma tiempo.
También se están tomando medidas orientadas a mejorar la calidad de educación, pero también va a tomar tiempo. Sin embargo, falta una política más clara de estímulo a la innovación empresarial.
Ha dicho que el gobierno puso toda su mirada sobre el sector minero-energético, ¿en qué otros sectores tiene que inclinarse el gobierno?
Con el dólar más caro ha mejorado mucho la competitividad industrial, agrícola y de servicios de exportación. Es importante ayudar a que esa mayor competitividad se refleje en inversión y aumento de productividad empresarial. Allí hay una tarea para hacer. Considero que lo que la Ministra ha llamado “La Microgerencia” es un buen término.
Se trata de resolver muchos problemas que están limitando la posibilidad de que la industria y la agricultura aprovechen mejor la tasa de cambio.
Ha dicho que exportamos poco hacia Asia. ¿Cuáles son los sectores en los que Colombia tiene oportunidades?
Ese es uno de los ejemplos que muestran cómo nosotros nos quedamos un poco dormidos. Desde hace 15 años los mercados que están creciendo con mayor dinamismo son los asiáticos.
China y el resto de Asia crecen al doble de la economía mundial, entonces las posibilidades de exportar allá son enormes. Miremos el caso de Chile, el 16% de las exportaciones de ese país van a Asia. Ese país exporta más a Asia que a Estados Unidos.
Brasil, Argentina y Perú también están haciendo lo mismo. El sector empresarial colombiano estaba muy contento exportando a Venezuela y Ecuador, porque era fácil y estaba cerca, y no se preocupó lo suficiente por abrir otros mercados.
Y el gobierno tampoco miró hacia Asia, sino que se quedó en otras cosas que también eran importantes como los TLC con Estados Unidos y Europa, pero no ingresamos a tiempo a la Organización de Países del Pacífico como sí lo hicieron otros (Chile, México y Perú).
¿Considera que Santos está haciendo una buena tarea en el sector educación y laboral?
Estoy muy esperanzado porque el gobierno ha comenzado a hacer una serie de cosas orientadas a mejorar la calidad de la educación.
El programa de “Ser pilo paga” está dándoles la oportunidad de una buena educación universitaria a muchachos muy competentes de familias muy pobres. El Gobierno está entregando unas becas similares de maestría para los maestros que sobresalgan.
Aunque lo que se está haciendo es importante, no es suficiente. Hay que completar eso con una acción mucho más fuerte para mejorar la calidad de la docencia que es lo más difícil. Nosotros habíamos propuesto algo que ahora se añadió al “Ser Pilo Paga”: becas para los mejores bachilleres que quieran ir a las mejores facultades de educación.
Lo otro que nosotros encontramos en el trabajo que hicimos para la Fundación Compartir es que la calidad de los programas de formación de maestros, tanto para volverse maestros como durante el periodo de ejercicio del maestro, distan mucho de lo que uno quisiera tener y son de una calidad muy inferior en promedio a la que tienen los países que son muy buenos en educación. Allí también hay que mejorar.